domingo, 23 de diciembre de 2018

QUERIDO NIÑO JESÚS



Se acerca de nuevo el recordatorio de tu venida al mundo. Un recordatorio de un mensaje de amor, 
Se acerca de nuevo el recordatorio de tu venida al mundo. Un recordatorio de un mensaje de amor, esperanza, servicio a los demás, conciencia, paz…
Te quiero agradecer infinitamente por el Regalo Divino de tu Presencia en nuestras vidas.
Te quiero agradecer infinitamente por el Regalo Divino de tu asistencia infinita en cada momento de nuestras vidas.
Este tiempo me hace reflexionar, yo sé que históricamente no fue en estas fechas que llegaste al mundo, pero igual te recordamos y celebramos tu venida. Ese es el verdadero sentido de la Navidad.
Navidad es recordar el milagro del Amor Divino manifestado en el planeta y en los corazones.
Ahora los niños le piden a Santa… pero yo te sigo pidiendo a ti, así aprendí desde pequeñita… y mis deseos de corazón son:

  •           Qué cada día siga agradeciendo por la vida que Dios nos regala.
  •           Qué cada día celebre la salud y la alegría de respirar, moverme, ver, escuchar, hacer…
  •           Qué cada día me asombre por las maravillas de la Tu Creación.
  •           Qué cada día me derrita de gozo por Tu Divina Presencia en mi corazón.
  •          Qué cada día desborde de agradecimiento por el alimento, el suministro, el abastecimiento de Todo en mi mesa, en mi hogar, en mi mundo.
  •           Qué cada día reconozca todo el cuidado, la protección amorosa, la guía que proporcionas a todos mis seres queridos y a mí.
  •           Qué cada día crezca mi fe en Tu Divina Solución para mi país y celebremos la liberación de manera placentera y en máximo bien para todos.
  •          Qué cada día se despierten las conciencias y los corazones de más y más personas retornando al reconocimiento de tu Amor Divino.

Gracias a Dios por todo!

Conny Méndez Estévez

miércoles, 5 de diciembre de 2018

6 MANERAS FÁCILES DE PRACTICAR LA GRATITUD DIARIAMENTE


Cómo el ser agradecidos atrae la Abundancia

Por Juliana Park

La gratitud surge cuando reconoces lo que ya tienes, en comparación con la necesidad de algo que te falta. Al hacer un balance de todas las bendiciones que has obtenido o te han sido dadas, tu momento presente se llena con la energía de la abundancia.

 Tú pones tu atención en lo positivo, lo que amplía tu corazón y mente para que puedas disfrutar de todo lo que ofrece la vida. Al experimentar esta energía vivificante de liberalidad, encontrarás que tu apego a los bienes materiales, los celos, el resentimiento y la ansiedad disminuye.

 Al conectar con la Abundancia, puedes mantener tu ecuanimidad. No es necesario reaccionar de manera impulsiva cuando se tiene un conocimiento interno de que tienes suficiente y que eres suficiente. Este sentimiento de tranquilidad te ayuda a tomar mejores decisiones, sin temor o ansiedad. Vamos a ampliar esta idea de volver a la calma y la paz, aprendiendo algunas maneras prácticas para estar agradecidos.

Hay muchas maneras maravillosas con que puedes aumentar tu gratitud, y que son fáciles de tejer en tu vida diaria. Éstas son sólo algunas de mis técnicas favoritas que trabajan muy bien para mis clientes y para mí.

1.- Da las gracias tan pronto como te despiertas
 Pensamientos simples sobre el despertar en una cama caliente o tener agua corriente te ayudarán a empezar el día en un estado de ánimo positivo.



2.- Da las gracias antes de dormirte
 Reconocer el simple hecho de que tienes un techo sobre tu cabeza y un lugar seguro para dormir puede poner fácilmente a tu mente en la sintonía de la gratitud.



3.- Firma cada correo electrónico "Con gratitud..."
 Estas dos simples palabras no sólo inspiran a ser agradecido, sino también dejan que los destinatarios sepan cuánto los valoras. Esto permite una relación más positiva.



4.- Dile a la gente lo mucho que los aprecias
 Cuando das las gracias a otros, les has dado la oportunidad de sentirse bien consigo mismos. Estás ayudando a aumentar tanto tu autoestima como la de ellos.



5.- Relaja tu mente, medita y ora
Estas técnicas son enormemente poderosas porque aprendes a colocar tu atención en todo lo que tienes y todo lo que eres. Imagínate estar conectado a los abundantes recursos del universo y dar las gracias por esa conexión.



6.- Comparte con los demás
 Ya sea que estés ofreciendo comida, dinero, tiempo, o un simple acto de bondad, comparte tu abundancia con los demás. Comparte lo que tienes, naturalmente, demuestra que tienes más que suficiente. Los actos de generosidad refuerzan tu conexión con la Abundancia, mientras siembras semillas de gratitud para que otros puedan experimentar su propia conexión con la Abundancia.



Tu vida abundante

 Vamos a ser más específicos acerca de lo que hay que estar agradecidos. Comienza por encontrar un espacio para escribir tus ideas. Tómate unos minutos para relajarte, deshacerte de cualquier tensión, y respirar profundamente.

En la parte superior de la página, escribe la fecha de hoy y el título: "Mi Vida Abundante."

 Empieza por ir a través de tu día típico, empezando por el momento en que te despiertas por la mañana. A continuación presenta algunas ideas que te ayuden a ponerte en marcha, pero no dudes en escribir sobre cualquier cosa por la que te sientas bendecido, centrándote en las cosas positivas en tu vida. Incluye lo que se podría considerar como cosas pequeñas o simples como tu almohada o tus pijamas cálidas, mientras que también toma nota de las cosas más grandes en tu vida como tu hogar y tu familia.

Para este ejercicio, sólo incluye las cosas que realmente tienes en estos momentos. Yo sé que siempre hay más y más bonitas cosas para adquirir, pero el objetivo de este ejercicio es centrarse en lo mucho que ya tienes. También, haz todo lo posible para centrarte en lo positivo y hacer los "peros" a un lado. Por ejemplo, puedes decir: "Tengo un coche," y luego te detienes y dices, "pero me gustaría tener uno más nuevo..."

 Si te sientes atascado, intenta iniciar la marcha con frases como "Estoy muy agradecido de que..." Tómate tu tiempo. No hay necesidad de apresurarse con esto. ¿Listo? ¡Adelante!



Mi Vida Abundante



  • Me despierto en mi cama cálida y agradable...
  • En mi baño, tengo....
  • En mi armario, tengo... 
  • En mi cocina, tengo...
  • Yo puedo tener un medio de transporte...
  • En mi viaje, disfruto del paseo...
  • Tengo un trabajo...
  • Tengo tiempo para...
  • Tengo la capacidad de...
  • Tengo suficiente dinero para...
  • Tengo un teléfono para estar comunicado...
  • Tengo una familia...
  • Tengo amigos...
  • Tengo una salud maravillosa...
  • Me siento alegre por...
  • Para la cena, como...
  • En mi comunidad, tengo...
  • Donde yo vivo, tengo...
  • Al final del día, yo...
  • ¡Yo Soy maravillosamente abundante!

 ¡Felicidades por documentar tu vida en abundancia! Simplemente mediante el registro, estás reconociendo lo mucho que tienes en este momento. ¡Bien hecho! Ahora que has hecho un inventario de todas las cosas por las que estás agradecido, ¿cómo te sientes? ¿Notas una diferencia en tu estado mental por haber pasado por este ejercicio? ¿Qué cambió para ti? ¿Cómo puedes canalizar esta energía recién descubierta en tu vida?

 Te animo a regresar a esta lista de forma regular y continua para agregar abundancia a tu vida.



Fuente: http://www.healyourlife.com






sábado, 1 de diciembre de 2018

Lo que haces salpica al mundo - Jamie Sams




Traducido con Amor desde… http://www.livinglifefully.com
por Tahíta para InterSer

Mi abuelo cherokee me enseñó esta lección cuando tenía siete años. Me llevó a un pozo de pesca y me pidió que arrojara una piedra al estanque. Me preguntó qué vi y le contesté que vi un chapoteo. Me preguntó qué más vi, y dije un círculo de agua y otro círculo y otro círculo.

 Luego me dijo que cada persona era responsable del tipo de salpicadura que hacían en el mundo y que la salpicadura tocaría muchos otros círculos, creando un efecto dominó.

Me senté allí y observé el agua hasta que me pidió que notara la fangosa orilla donde estábamos sentados. Señaló que una de las ondas circulares hechas por mi roca estaba lamiendo mis pies, habiendo encontrado su camino de regreso a mí.

Luego me dijo que todos debemos tener cuidado con los tipos de salpicaduras que hacemos en el mundo, porque las olas que creamos siempre volverán a nosotros. Si esas salpicaduras fueron hirientes, no les daremos la bienvenida, pero si las salpicaduras y las olas fueron hechas de bondad, estaremos encantados de verlas llegar a casa.

Las enseñanzas de todas las religiones principales en nuestro planeta nos muestran estas mismas verdades. Nos piden que nos amemos, que nos respetemos unos a otros y que nos convirtamos en influencias para el bien. Podemos ver la verdad de estas enseñanzas cuando vemos que la energía fluye abundantemente a través de una persona que no ha contaminado  su fuerza vital con sentimientos de celos, envidia y la necesidad de venganza. Por el contrario, las personas que realizan una demanda, por ejemplo, sienten que no pueden seguir adelante con sus vidas mientras muchas de sus emociones, tiempo y energía están involucrados en una batalla judicial.

La misma ineficacia limitante ocurre cuando malgastamos nuestra energía en lamentar el pasado, temiendo el futuro o luchando con pensamientos o sentimientos negativos. Estas actividades crean una represa de energía estancada dentro de nosotros que nos impide vivir la vida de una manera sincrónica y abundante.

Desde el momento en que experimentamos alegría sincrónica en nuestras vidas, se nos advierte que debemos tomar conciencia de cada pensamiento, sentimiento y acción que ponemos en el mundo y que todos somos nuestras creaciones.

La responsabilidad por todos los aspectos de nuestras vidas es una tarea difícil. Los niveles de los que estamos dispuestos a ser responsables siguen aumentando a medida que crecemos, lo que nos permite ser más conscientes. El perdón hacia nosotros mismos y hacia los demás es de suma importancia. Si no podemos perdonar a los demás y a nosotros mismos, dejando de lado las heridas causadas por las situaciones que hemos experimentado, nos quedamos estancados. Cuando nos negamos a perdonar, estamos pidiendo una prueba. Estas pruebas pueden venir en forma de situaciones de la vida que nos obligan a mirar nuestros comportamientos personales.

 Imagine una esponja que se coloca en un plato de agua hasta que toda el agua se absorba en la esponja. La esponja no puede absorber más humedad porque retiene cada gota que ha absorbido. Cuando mantenemos nuestros resentimientos y miedos, nuestra ira y amargura, no hay espacio en nuestra vida para otros pensamientos, experiencias o sentimientos.

En la medida en que no liberemos nuestros sentimientos negativos y resentimientos ocultos, estamos realmente empapados en ellos. La fuerza creadora de la vida no puede fluir a través de nosotros cuando hemos represado una parte de ella. Esto disminuye nuestra capacidad de aceptar nuevas experiencias. Cuando nos aferramos a nuestras heridas, usándolas como razones justificables para no avanzar, nuestra fuerza vital se utiliza para alimentar nuestros mecanismos de evitación.

El perdón y la liberación del pasado abren el flujo creativo de la vida, apoyando todos los niveles de mente, corazón, cuerpo, emoción y espíritu. Este flujo de energía determina el estado de nuestra salud, nuestro deseo de crear y procrear, nuestra disposición para desarrollar nuestros dones y cómo usamos o negamos la fuerza vital que se nos da como seres humanos. . . . Al optar por dejar ir el pasado, nuestros miedos y nuestros patrones negativos o reacciones a la vida, de repente nos regalamos  un resurgimiento de la fuerza vital, que nos impulsa a una nueva forma de ser y una forma muy diferente de entender el mundo.




Jamie Sams (1951) es una escritora norteamericana. Descendiente de seneca, cherokee y franceses, reside en Santa Fe (Nuevo México), y nieta de la escritora seneca Twyla Nitsch. Ha escrito Dancing the dream: the seven sacred paths of human transformation (1998), Midnight song: quest for the vanished ones (1988) y The 13 original clan mothers: your sacred path to discovering the gifts, talents and abilities of the feminine throught the ancient teachings of the sisterhood (1993).



   http://www.livinglifefully.com/flo/flobethesplashyoumake.htm

miércoles, 15 de agosto de 2018

Las quejas son un veneno para tu cerebro




¿Por qué las personas se quejan? Sin duda, no es para torturar a los demás con su negatividad, como muchos podrían pensar. La mayoría de las personas se quejan porque al exteriorizar sus emociones y pensamientos se sienten mejor, o al menos eso creen.

Sin embargo, la ciencia señala que en realidad andan desencaminadas. Quejarnos no nos hace bien, expresar esa negatividad puede hacer que nos sintamos peor. Ventilar las emociones puede parecer una buena idea pero a la larga no lo es, tanto para la persona que se queja como para quien le escucha.

El problema se encuentra en el cerebro. Quejarse altera nuestras redes neuronales y puede tener serias repercusiones para nuestra salud mental. De hecho, algunos neurocientíficos han llegado a afirmar que las quejas pueden matarnos, literalmente.

Las quejas consolidan las sinapsis de la negatividad

Ahora mismo en nuestro cerebro se están produciendo muchísimas sinapsis. Cuando pensamos en algo, una neurona libera una serie de neurotransmisores, a través de los cuales se comunica con otra neurona y establece una especie de puente a través del cual pasa una señal eléctrica. De esta forma se transmite la información en el cerebro.

Lo interesante es que cada vez que se produce una sinapsis, ese camino se consolida. De esta forma se crean auténticas autopistas neuronales en nuestro cerebro, las cuales nos permiten, por ejemplo, conducir de manera automática o caminar sin tener que pensar en cómo movemos los pies.

Estos circuitos no son estáticos, en función de la práctica pueden cambiar, debilitarse o consolidarse. Obviamente, mientras más sólida sea esa conexión, más rápido se transmitirá la información y más eficientes seremos realizando esa actividad.

El problema es que cuando nos quejamos y nos llenamos de pensamientos negativos, estaremos potenciando precisamente esas redes neuronales, alimentando la negatividad que da lugar a la depresión. Mientras más nos quejemos, más negro veremos el mundo, porque son precisamente esos caminos neuronales los que estamos potenciando, en detrimento de otros, mucho más positivos y beneficiosos para nuestra salud emocional.

De hecho, investigadores de la Universidad de Yale han apreciado que en las personas sometidas a un gran estrés o que padecen depresión, ocurre una desregulación de las sinapsis y se produce una atrofia neuronal. En el cerebro de estas personas aumenta la producción de un factor de transcripción denominado GATA1, que disminuye el tamaño, las proyecciones y la complejidad de las dendritas, las cuales son esenciales para transmitir los mensajes de una neurona a otra.

Eres el reflejo de quienes te rodean

Las quejas no solo afectan las conexiones neuronales de la persona que se lamenta sino también de quienes están a su alrededor. De hecho, es probable que después de haber escuchado a un amigo quejarse durante varias horas, te sientas como si te hubiesen drenado, como si te hubieran robado la energía. Es probable que en ese momento también tengas una visión un poco más pesimista del mundo.

Esto se debe a que nuestro cerebro está programado para la empatía. Las neuronas espejo se encargan de que podamos experimentar las mismas sensaciones que la persona que tenemos delante, ya sea alegría, tristeza o ira. Nuestro cerebro intenta imaginar qué siente y piensa esa persona, para poder actuar en consecuencia y modular nuestro comportamiento.

En esos casos, la empatía se convierte en un arma de doble filo que blandimos contra nosotros mismos ya que cuando escuchamos a una persona lamentarse, en nuestro cerebro se liberarán los mismos neurotransmisores que en el suyo. De esta forma, terminamos siendo prisioneros de sus quejas.

El cerebro, un puesto de mando que controla el cuerpo

Las quejas consolidan las sinapsis “negativas” en el cerebro y estas tienen un gran impacto en nuestra salud. Cuando alimentamos la tristeza, el resentimiento, la rabia, el odio y la ira, todas esas emociones se reflejan en nuestro cuerpo. De hecho, hace poco un grupo de investigadores de la Universidad de Aalto realizaron un mapa corporal de las emociones, en el cual se puede apreciar cómo estas se reflejan en zonas específicas.

Además, no debemos olvidar que detrás de esos sentimientos y emociones negativas suele esconderse el cortisol, un neurotransmisor que también actúa como hormona cuyos niveles elevados se han vinculado con un sistema inmunitario deprimido, el aumento de la presión arterial y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como el cáncer y los trastornos cardiovasculares. El cortisol también daña la memoria, aumenta el riesgo de sufrir depresión y ansiedad y, por supuesto, acorta la esperanza de vida.

No hay leones vegetarianos

Vale aclarar que no se trata de que no podamos quejarnos ni de que tengamos que reprimir nuestras emociones y sentimientos. De hecho, en algunas ocasiones quejarse puede ser extremadamente liberador. Sin embargo, debemos asegurarnos de que no se convierta en un hábito y, sobre todo, de que a las palabras le sigan las acciones.

Por eso, la próxima vez que acuda una queja a tu mente, recuerda que “los leones no son vegetarianos”. Esto significa que, por mucho que te quejes, no van a cambiar su dieta. Si quieres cambiar algo y no convertirte en su cena, será mejor que busques otras estrategias.

En otras palabras: el universo es caótico, a veces pasan cosas malas e impredecibles sobre las que no tenemos ningún control. Podemos sentarnos a lamentarnos o, al contrario, podemos asumir una actitud proactiva y preguntarnos qué podemos hacer para lidiar de la mejor manera posible con los problemas y, de ser posible, aprender de ellos. La decisión está en nuestras manos.


http://www.rinconpsicologia.com/2016/08/las-quejas-son-un-veneno-para-tu-cerebro.html

Fuentes:

Duman, R. S. (2014) Pathophysiology of depression and innovative treatments: remodeling glutamatergic synaptic connections. Dialogues Clin Neurosci; 16(1): 11–27.

Nummenmaaa, L. et. Al. (2014) Bodily maps of emotions. PNAS; 111(2): 646-651.

Duman, R. S. (2012) Decreased expression of synapse-related genes and loss of synapses in major depressive disorder. Nature Medicine; 18: 1413–1417.

Christoffel, D. J. et. Al. (2011) Structural and synaptic plasticity in stress-related disorders. Pathophysiology of depression and innovative treatments: remodeling glutamatergic synaptic connections. Rev Neurosci; 22(5): 535-549.

Schoorlemmer, R. M. et. Al. (2009) Relationships between cortisol level, mortality and chronic diseases in older persons. Clin Endocrinol; 71(6): 779-786.

miércoles, 25 de julio de 2018

EL DÍA FUERA DEL TIEMPO



Este DÍA FUERA DEL TIEMPO corresponde a la ESTRELLA CRISTAL AMARILLA, en la Onda Encantada de la Tierra.



Según el Tzolkin (calendario maya sagrado) el año termina el 24 de julio y comienza el 26 de julio, de tal manera que en medio queda un día, que es el día fuera del tiempo. Hay un periodo que acaba, de tiempo normal, laboral y existencial de cada persona, y luego hay un recomienzo del tiempo, que sería el 26 de julio.

Ese día medio: el día fuera del tiempo, antiguamente llamado Día Verde, relacionado con el perdón Universal, día de liberación Galáctica, que invita a vivenciar un tiempo sin tiempo, como arte, en perfecta armonía con los procesos cósmicos universales. En este día se celebra la preparación del nuevo ciclo y se resaltan particularmente las virtudes.

En esta ocasión será un “Día de dar Gracias y del Amor al Agua“. La energía es ESTRELLA CRISTAL AMARILLA y el próximo ciclo anual, que comienza mañana, será de Luna Cósmica Roja, ciclo de trascendencia y purificación.

Es un tiempo propicio para elevar la consciencia, practicando las mejores virtudes, meditando, reflexionando, en correspondencia con la naturaleza, para revelar la gran obra, como arte.

El Calendario Lunar Maya está basado en 2 calendarios, el Tun-Uc o Calendario de 13 Lunas y el Tzolkin o Calendario Sagrado, que divide el tiempo en 13 lunas, que completan el año de 13 meses, de 28 días cada uno = 364, más un día adicional que corresponde al día 365 del año, llamado “Día Fuera Del Tiempo”.

El año Maya, se inicia el 26 de Julio, y finaliza el día 24 de Julio de cada año.

Los Mayas determinaron como inicio del Año Solar, un acontecimiento cósmico, que es, cuando la estrella Sirio asciende y se alinea con el Sol para amanecer, al mismo tiempo. Este suceso ocurre cada 26 de julio (calendario gregoriano), y así el Cielo se viste de fiesta, y nos regala un día especial para preparar al alma, crear un espacio para el juego, el arte, la magia y la creatividad. Es un día para la paz universal, es un día en el cual hay una dispensación del tiempo, es un alto en el camino para reflexionar lo que fue nuestro comportamiento, lo que aprendimos en el año (anillo) anterior, asimilar todas las enseñanzas que nos dejó, y prepararnos para el nuevo anillo que comienza el 26 de julio.



Fuentes:
 https://mundometafisico.wordpress.com/tag/dia-fuera-del-tiempo-25-de-julio/
http://viatzolkin.com/tag/dia-fuera-del-tiempo/

miércoles, 18 de julio de 2018

¿Por qué Sufrimos?- Jeff Foster

Comparto con todos esta publicación de Jeff Foster.
Espero que la disfruten tanto como yo.
La traducción fue realizada por Tahíta para la red InterSer.



 He sido, la mayor parte de mi vida, un pequeño yo triste  y solitario, una ola deprimida en el océano cósmico de la vida. Me sentía totalmente separado de ese océano, y vivía en lucha constante conmigo mismo y con los demás, sin disfrutar jamás de un solo momento de descanso. Pasé muchos años intentando desesperadamente encajar, triunfar, conectarme con los demás, encontrar amor, descubrir mi sitio en el mundo, pero, a pesar de todos mis esfuerzos, caí en una depresión cada vez más profunda. Culpaba a todo y a todos de cómo me sentía: a mis genes, la química de mi cerebro, la educación que recibí, mis padres, mis amigos, mi jefe, la crueldad de la vida, nuestra sociedad obsesionada con el dinero, los medios de comunicación, los carnívoros, los políticos, las corporaciones, los «malhechores»... Mi desdicha nada tenía que ver conmigo, o eso creía yo. Era la única respuesta posible a una vida que se había vuelto contra mí. La vida era cruel, era injusta, era hostil; la vida me había maldecido. La culpaba de mi desdicha, y sentía que tenía perfecto derecho a hacerlo. «Si hubieras pasado por lo que yo he pasado, ¡tú también te sentirías como yo!»: así es como me gustaba justificar mi desdicha ante los demás.

                La vida no había estado a la altura de mis expectativas, la gente me había defraudado y, por más que lo intentara, no tenía ningún control sobre el rumbo que mi existencia había tomado. A consecuencia de todo ello, acabé postrado en cama, sin energía para levantarme, asqueado, con un sentimiento de opresión y ganas de morir, sin fuerzas ni ánimo para hacer frente al día que se presentaba. ¿Qué sentido tenía salir de la cama? Detrás de la puerta de mi habitación, lo único que me esperaba era más desdicha. Sabía lo que era la vida, y quería eludirla a cualquier precio. La vida era dolor, y yo no quería sentir dolor.

                ¿Cómo había terminado así? En pocas palabras, a lo largo de los años había forjado muchas ideas sobre cómo debía ser la vida. Había recopilado muchas creencias acerca de la realidad, muchas teorías sobre la manera en que realmente funcionaban las cosas, muchos conceptos sobre lo que debía y no debía suceder en el mundo. Había llegado a infinidad de conclusiones sobre lo que estaba bien y lo que estaba mal, sobre lo que era bueno y era lo malo, lo que era normal y anormal, apropiado e inapropiado.

Y tenía muchas imágenes de mí mismo que había intentado sostener en pie, muchas exigencias sobre cómo quería que los demás me vieran y cómo quería verme a mí mismo.

                Deseaba ver y que los demás vieran en mí a un triunfador, a un hombre atractivo, inteligente, generoso, bueno, compasivo y virtuoso. Pero la vida se interponía continuamente en mi camino impidiendo que se cumplieran mis deseos; la vida, sencillamente, no me dejaba ser quien yo quería ser. La vida no me entendía. Nadie captaba quién era yo. ¡Nadie me entendería jamás! El hecho de ver frustradas mis expectativas de la vida y de juzgarme, además, a mí mismo continuamente me acarreaba dolor, y yo detestaba el dolor y no quería tener que soportarlo ni un minuto más.

                A pesar de todo, alrededor de los veinticinco años, tras una serie de percepciones muy lúcidas, empecé a entender con claridad que, en el nivel más básico, la depresión que sufría era en realidad la experiencia de mi profunda resistencia a la vida. No es que experimentara algo ajeno a mí llamado depresión. No es que algo llamado depresión me estuviera sucediendo. Lo que experimentaba era mi propia guerra interior con la manera de ser de las cosas, y, en la raíz de esa guerra, estaba mi propia ignorancia de quién era realmente. Había dejado de ver la completud de la vida; había olvidado cuál era mi verdadera naturaleza, e, indignado, me había lanzado a combatir la experiencia presente. Incapaz de darme cuenta de quién era en realidad, e identificándome por tanto como un «yo» separado, había entrado en guerra con el momento presente.

                La depresión estaba enteramente relacionada con mi forma de ver el mundo: con los juicios que hacía de él, las creencias que tenía de él, las exigencias que albergaba sobre cómo debería ser este momento. Por debajo de aquella tentativa de controlar la vida con el pensamiento, estaba el miedo a los desafíos, a las pérdidas y, en última instancia, a la muerte. La resistencia que le oponía a la vida me llevó a una depresión extrema, suicida..., pero todos estamos desconectados de la integridad en mayor o menor medida, y el grado en que nos desconectamos de la integridad es el grado en que sufrimos. Yo me había desconectado de la vida totalmente, y el sufrimiento se hizo insoportable. Me había convertido en un cadáver andante, pero no era la vida la culpable de ello; inocentemente, lo había hecho yo, en mi porfiada búsqueda de una integridad futura que nunca iba a llegar.

                En la raíz de la depresión estaba el sentimiento de que yo era una persona separada..., un yo individual, una entidad desvinculada de la vida en sí y apartada de este momento. Y aquel yo individual tenía que encontrar la manera de mantener, sostener y sustentar algo llamado «mi vida»..., de orquestarlo, de hacer que tomara la dirección en la que yo quería que fuera, de tener control sobre ello. Eso es lo que me habían enseñado desde muy niño, y eso es lo que el mundo me había estado gritando: se esperaba de mí que tomara las riendas de mi vida, que supiera lo que quería y friera capaz de lanzarme a conseguirlo. Los demás parecían saber todos dónde estaban, qué hacían, adonde iban, y yo, en cambio, era incapaz de sostener en pie el relato de mi vida sin que me cayera encima y me aplastara. La depresión fue la experiencia de no ser capaz de mantener mi vida en pie y de sentir, como consecuencia, que mi vida, literalmente, me deprimía.

                En la actualidad, veo que a todos nos «deprime» (del latín premere, «presionar», y de, «hacia abajo») el peso de nuestras vidas, el peso de nuestra historia y de nuestros futuros imaginados. En este sentido, puede decirse que ¡todos estamos deprimidos en mayor o menor medida!, pese a que solo cuando el peso se vuelve prácticamente imposible de acarrear nos atribuyamos el calificativo de «deprimidos» y nos separemos de nosotros mismos y de los demás. Aunque no todos suframos de depresión clínica, todos vamos por ahí cargados con un relato de nosotros mismos que hemos ido elaborando, intentando hacer que nuestra vida vaya por donde queremos que vaya. Y, en uno u otro nivel, todos fracasamos en esa tentativa de ser quienes no somos.

                Mi sufrimiento tomó forma de depresión, angustia existencial, timidez enfermiza y total falta de intimidad en mis relaciones. Pero todos sufrimos a nuestra manera; ahora bien, o vemos en el sufrimiento un estado terrible que se ha de evitar a toda costa o lo vemos por lo que realmente es: una señal muy clara que nos indica el camino de vuelta a casa.

                En medio de la depresión extrema, brilló de pronto otra posibilidad: quizá mi fracaso al intentar sostener mi vida no fuera en realidad una enfermedad, una perturbación mental ni una señal de debilidad o de disfunción. Quizá, de entrada, aquella no fuera mi vida, la vida que debía sostener en pie, y yo no fuera quien pensaba que era. Quizá la verdadera libertad no tuviera nada que ver con ser una ola mejor dentro del océano, con perfeccionar el relato de mí mismo que me contaba. Quizá la libertad tenía que ver sola y exclusivamente con despertar del sueño en el que somos olas separadas, y con abrazar todo lo que aparece en el océano de la experiencia presente. Quizá ese fuera mi trabajo, mi verdadera vocación en la vida: aceptar profundamente la experiencia presente, desprenderme de todas las ideas sobre cómo debería ser este momento, en vez de empeñarme en sostener una falsa imagen de mí mismo.

                Empecé a perder interés en fingir que era lo que no era. Empecé a perder interés en oponer resistencia al momento presente. Empecé a enamorarme de la experiencia presente. Descubrí la profunda aceptación inherente a cada pensamiento, a cada sensación, a cada sentimiento, y el sufrimiento comenzó a caer en picada. Me di cuenta de que no era un ser defectuoso ni nunca lo había sido, y de que esto era igualmente aplicable a todos los demás seres humanos del planeta.

                El sufrimiento humano puede parecer tan insondable, incontrolable, impenetrable..., un problema demasiado descomunal para poder remediarlo. A veces parece tan sin sentido, tan inexplicable o tan fortuito y repentino que lo único que uno puede decir es: «¿Qué me pasa? ¿Qué es lo que estoy haciendo mal?», «¡Debe de ser por mí, por mi forma de ser!», «Será que es mi sino sufrir así», «Seguro que es la genética, o algún desequilibrio químico del cerebro».

                Yo no creo que haya nadie fundamentalmente incapacitado para la vida, que nadie tenga que sufrir, que haya ninguna desdicha predestinada o inherente a nosotros en modo alguno.

                Lo que sí veo es que mucha gente busca, intentando escapar de lo que piensan y sienten en el momento. Oponen una resistencia férrea a la experiencia presente, pero no se dan cuenta de que es eso lo que hacen, y tienen así la sensación de que el sufrimiento les invade, casi como si les llegara del exterior y fueran víctimas de él. Si se dieran cuenta de la magnitud de su resistencia al momento, no tendrían que seguir recurriendo a todo tipo de extrañas teorías para explicar o justificar su sufrimiento. Dejarían de culpar de su sufrimiento a la vida, dejarían de culparse a sí mismos, a los demás o a las circunstancias; dejarían de culpar a la alineación de los planetas o de las estrellas, a las fuerzas electromagnéticas o las energías cósmicas, a su karma, a su gurú, a Dios o al diablo, y serían responsables en el auténtico sentido de la palabra: capaces de responder a la vida tal como es en este mismo instante, y no a la vida como imaginan que es o que debería ser.

                Todo mi sufrimiento resultó ser un regalo, no una maldición. La depresión apareció para hacerme ver —de la manera más dramática que cabe— hasta qué punto me había desconectado de la vida. Visto así, el sufrimiento siempre es una señal que nos indica el camino de vuelta a la integridad.

                Con frecuencia, solo cuando empezamos a sufrir comenzamos a escuchar a la vida. Así que, de algún modo, a todos se nos provee de la cantidad de sufrimiento exacta que necesitamos para reconocer quiénes somos realmente.

                Cada ola es una expresión única del océano, y cada ola sufrirá de una manera distinta. Tu sufrimiento es tu imitación sin par a que retornes al océano.

                Mi depresión apuntaba directamente al despertar espiritual. Mi depresión indicaba el camino de vuelta a quien soy realmente, que está siempre en profundo reposo; era una invitación a soltar la carga de mi pesado relato sobre el pasado y el futuro, y a descansar profundamente en la experiencia presente; era una invitación a despertar del sueño de la separación. Solo que tardé cierto tiempo en aceptarla.

                Comprender que nada exterior a nosotros provoca en realidad nuestro sufrimiento es la clave de una increíble libertad.

Las circunstancias nunca pueden ser realmente la causa de nuestro sufrimiento; es siempre la respuesta que damos a las circunstancias la que nos hace sufrir.

Sufrimos solo cuando buscamos la forma de escapar de ciertos aspectos de nuestra experiencia presente y, al hacerlo, nos separamos de la vida y entramos en guerra con nosotros mismos y con los demás —a veces de manera obvia y a veces de manera muy sutil—.

Nuestro sufrimiento tiene sus raíces en la negativa a sentir lo que sentimos, a experimentar lo que experimentamos ahora mismo.

El sufrimiento es inherente a nuestra guerra con la vida tal como es, inherente a la ceguera que nos impide ver que todo lo que sucede en el momento está siempre aceptado, en el sentido más profundo.



Jeff Foster

lunes, 23 de abril de 2018

Qué Son las Emociones Negativas y Cómo Gestionarlas de Forma Constructiva y Eficaz




Las emociones negativas son unas grandes incomprendidas.

A veces pensamos que son una gran molestia, y que tenemos que deshacernos de ellas sin ni siquiera mirarlas.

Otras veces pensamos que hay que observarlas y ya está, sin hacer nada al respecto.

Y ninguna de estas opciones es la más adecuada de cara a nuestro bienestar.

Las emociones negativas tienen un mensaje muy importante para nosotros, y la mejor manera de gestionarlas es escuchar bien este mensaje.

Y hacerle caso.

Las emociones saben muy bien lo que dicen.

Y su misión es facilitarnos el camino hacia una vida más plena y llena de luz.
 
Qué Son las Emociones

Antes de entrar en detalle en qué son las emociones negativas, primero hablaremos de qué son las emociones en general. Y para poder explicar bien qué son las emociones, tenemos que explicar cómo funcionamos los seres humanos a nivel profundo.

Independientemente de las creencias que cada uno tiene, todos somos más o menos conscientes de que tenemos una parte física y una parte más sutil. Esta parte más sutil –a la que podemos llamar “alma”, “fuente interior” o de muchas otras maneras–, es la que nutre a nuestro cuerpo de energía vital. Y luego, desde nuestro cuerpo, transformamos esta energía en actos concretos.

Es decir, cada uno de nosotros es un creador que transforma la energía pura que viene de nuestra “alma” en actos concretos. Más o menos así:
 
 
 
La energía llega a nuestro cuerpo desde nuestra fuente interior, y con el cuerpo la transformamos en los actos creativos de nuestra vida diaria: conversaciones, acciones, ideas, actividades, proyectos, etc.

Esta energía vital es muy importante, porque es la que sustenta completamente nuestra existencia terrenal. Sin esta energía, no hay vida.

Por este motivo, cuando llega mucha energía vital a nuestra parte física, nos sentimos muy bien: estamos llenos de vitalidad, de ganas de hacer cosas, de ideas, de ilusión, etc.

En cambio, cuando nos llega poca energía, nos sentimos mal: nos sentimos desanimados, cansados, sin ideas, sin ganas, etc.

Es decir, nuestras emociones, y también nuestro estado físico general, dependen de esta energía vital.

La pregunta es: ¿y de qué depende que nos llegue mucha o poca energía vital?

Pues depende de nuestros pensamientos.

Nuestros pensamientos son como una compuerta que está situada entre nuestra fuente interior y nuestra parte terrenal. Así:
 
 
Cuando esta compuerta está abierta, la energía vital fluye libremente y nos sentimos bien.

En cambio, cuando está cerrada, la energía se estanca y nos sentimos mal. Así:
 
 
 
La energía vital es una energía pura, creativa y amorosa, y siempre quiere llegar a nosotros. Si le bloqueamos el camino con nuestros pensamientos, empujará para intentar avanzar.

Y esto causa el dolor emocional.
 
Qué Son las Emociones Negativas

Así pues, las emociones negativas se producen cuando nuestros pensamientos bloquean nuestra energía interior.

Cuando nuestros pensamientos se cierran, nuestra energía no puede fluir, y este estancamiento causa el dolor emocional.

Llegados hasta aquí, la siguiente pregunta es: ¿y qué tipo de pensamientos son los que bloquean nuestra energía?

Pues son todos los pensamientos que ponen nuestra atención en cosas que no queremos. Siempre que pensamos, de forma directa o indirecta, en cosas que no deseamos, nuestra mente se cierra y la energía no puede pasar.

La energía de nuestra alma es una energía creativa, y solo puede llegar a nosotros cuando pensamos en cosas que sí queremos: amor, bienestar, paz, buenas relaciones, abundancia, etc. Cuando pensamos en cosas que no queremos, no estamos en modo constructivo, sino en modo rechazo, y en estas condiciones la energía no puede llegar.

Por ejemplo, si pienso que me duele la espalda, estoy poniendo mi atención en el dolor físico, que es algo que no quiero.

Si pienso que no me gusta tal persona, estoy poniendo mi atención en el malestar con otras personas, que es algo que no quiero.

Si pienso que no llego a fin de mes, estoy poniendo mi atención en los problemas económicos, que es algo que no quiero.

Siempre que pensamos en algo que no queremos, nuestra mente se bloquea y nuestra energía vital no puede llegar a nosotros.

La energía de nuestra alma es pura creatividad, y solo puede llegar a nosotros cuando ponemos nuestra atención en cosas que queremos, no en cosas que no queremos.
 
Cómo Gestionar las Emociones Negativas

Una vez entendemos que las emociones negativas se producen cuando ponemos nuestra atención en cosas que no queremos, una pregunta importante es: ¿y por qué son tan dolorosas?

Podría ser que fueran más suaves, o incluso que no dolieran nada.

Pero no es así. Son muy molestas. ¿Por qué?

Pues bien, el motivo es que tienen una función muy valiosa: avisarnos de que estamos creando una vida que no queremos. Nuestra mente crea la realidad, así que si pensamos en cosas que no queremos, crearemos cosas que no queremos. Y las emociones negativas nos avisan de este hecho para que podamos hacer algo al respecto.

Su función es muy parecida a la del dolor físico. Cuando nos hacemos una herida, nos duele, y este dolor nos avisa de que hay un problema en nuestro cuerpo, y de que tenemos que hacer algo para resolverlo: limpiar la herida, protegerla, taparla para que deje de sangrar, etc. Si no sintiéramos dolor, podríamos hacernos heridas muy graves sin darnos ni cuenta.

Las emociones negativas funcionan de la misma manera. Son un dolor que nos avisa de que hay un problema y de que tenemos que hacer algo. Nos avisan de que estamos pensando en cosas que no queremos y de que, si seguimos así, esas cosas se acabarán materializando.

Siempre que te sientes mal a nivel emocional, es tu cuerpo diciéndote: “estás pensando en cosas que no quieres. Vigila, porque lo que piensas es lo que creas. Si sigues así, se manifestarán cosas que no deseas.”

¿Y cuál es la mejor manera de responder?

Pues decirle: “muchas gracias por avisarme. Me había despistado. Tienes toda la razón, estaba pensando en cosas que no quiero. Voy a cambiar mi foco de atención ahora mismo.”

Y luego dejar de pensar en lo que no quieres, y focalizarte en lo que sí quieres.

Si estabas pensando que te duele la espalda, puedes preguntarte: ¿Qué es lo que quiero? Quiero estar cómodo. Y entonces pensar en esto.

O si estabas pensado en que tienes poco dinero, puedes preguntarte: ¿Qué es lo que quiero? Quiero tener abundancia. Y poner tu atención en esto.

Siempre podemos cambiar la dirección de nuestros pensamientos, y en lugar de pensar en lo que no queremos, pensar en lo que sí queremos.

Esta es la mejor manera de gestionar las emociones negativas.

Las emociones negativas no existen para molestarnos. En realidad no son negativas, son nuestras amigas. Nos avisan de que estamos creando una vida que no queremos.

Y tampoco existen para que las observemos y las “aceptemos” sin más. Su objetivo es que hagamos algo al respecto y que cambiemos el foco de nuestra atención.

Las emociones son una brújula que nos avisa de dónde está nuestra atención y, por lo tanto, de qué estamos creando en nuestra vida.

La pregunta más importante aquí es: ¿tú qué quieres crear?

Siempre que te sientas mal, es tu cuerpo avisándote de que estás pensando justo en lo contrario.

Un gran abrazo,

Jan
 

miércoles, 28 de marzo de 2018

CULTIVANDO AL TESTIGO- Ram Dass


Este artículo se los comparto desde otra red.

Me gustó muchísimo.


Traducido por Tahíta de la web del maestro Ram Dass


Una forma de liberarte del apego es cultivar la conciencia testigo, para convertirte en un observador neutral de tu propia vida. El lugar del testigo dentro de ti es la simple conciencia, la parte de ti que está al tanto de todo - sólo nota, observa, no juzga, sólo está presente, aquí y ahora.

El testigo es en realidad otro nivel de conciencia. El testigo coexiste junto a tu conciencia normal, como otro nivel de conciencia, como la parte de ti que está despertando. Los seres humanos tienen la capacidad única de estar en dos estados de conciencia a la vez.

Ser testigo de uno mismo es como dirigir el haz de una linterna hacia ti mismo. En toda experiencia - sensorial, emocional o conceptual - existe la experiencia, datos sensoriales o emocionales o de pensamiento, y tu conciencia de ello. Ese es el testigo.

El testigo es la conciencia de los propios pensamientos, sentimientos y emociones. Ser testigo es como despertarse por la mañana y al mirarse en el espejo darse cuenta de sí mismo - no juzgar o criticar, simplemente observando neutralmente la calidad de estar despierto. Ese proceso de volverte hacia ti, te saca de estar sumergido en experiencias, pensamientos y sensaciones del exterior.

Junto con esa conciencia de ti mismo llega la sutil alegría de estar aquí, vivo, disfrutando de estar presente en este momento. Con el tiempo, flotando en esa percepción subjetiva, los objetos de la conciencia se disuelven, y entrarás en el Ser espiritual, el Atman, que es conciencia pura, alegría, compasión: el Uno.

El testigo es la herramienta para centrarte. Guía el trabajo interno hacia ti mismo. Una vez que entiendes que hay un lugar en el que no estás apegado, puedes liberarte de los apegos. Casi todo lo que observamos en el universo es un reflejo de nuestros apegos.

Jesús nos advirtió, "No os hagáis de tesoros en la tierra, donde la polilla y el moho corrompen. . . Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará tu corazón también "El deseo crea tu universo. Es la forma en que funciona.

Así que tu primera tarea es trabajar en ti mismo. Lo mejor que puedes hacer por otro ser humano es tener tu propia casa en orden ( tu vida) y encontrar tu verdadero corazón espiritual.



- Extracto del libro de Ram Dass recientemente publicado COMO VIVIR DESDE EL CORAZÓN ESPIRITUAL-

martes, 13 de febrero de 2018

Aprender a liberarte de las actitudes tóxicas que te rodean

Fuente: https://www.infomistico.com/portal/liberarte-de-las-actitudes-toxicas/



Estás con el mejor de los estados de ánimo y te sientes genial. De repente sientes que te han robado la energía y el ánimo. ¿La fuente de este bajón?
Has encontrado a alguien con una mala actitud y ha proyectado una sombra sobre tu propio estado de ánimo. Si bien es una elección personal el tratar de desviar los estados de ánimo negativos de los demás, no siempre es tan fácil pues las emociones son contagiosas y estamos programados para sentir empatía con los que nos rodean y para sintonizar con sus emociones.
Los estados de ánimo y los pensamientos negativos de una persona tóxica son muy penetrantes: energía nerviosa, ira, tristeza, quejas y una constante visión del mundo teñida de negatividad. Y si te sucede que te encuentras con gente tóxica en su vida de forma diaria, dejando que su negatividad te afecte, puede erosionar tu propio sentido de ti mismo y desinflar incluso las perspectivas más optimistas.
Las emociones negativas constantes pueden llevarte a la enfermedad y a una menor esperanza de vida. Las personalidades tóxicas no son saludables para ellos mismos ni para ti. Y puesto que la miseria ama la compañía, la gente tóxica tratará de arrastrarte a su redil. Sin embargo, hacerse cargo de la defensa de sí mismo y aprender a liberarte de las actitudes tóxicas que te rodean, te ayudará a sostener tu punto de vista saludable, satisfactorio y optimista.
Descubre cuáles son tus actitudes actuales hacia la vida en general
No puedes ser exitoso, cuando tú mismo posees energía negativa que te detiene. Haz un balance de tus acciones y palabras. Si tus propios comportamientos se dirigen en dirección de la autocompasión y el pesimismo (te percibes como víctima), es hora de volver a los orígenes y volver a empezar tomando la decisión de adoptar creencias y actitudes más optimistas. La vida te dará lo que tú esperes de ella, así que tus expectativas deben equilibrarse con medidas realistas y un marco más positivo. Comienza por ti mismo antes de echar la culpa a los demás por tus fracasos y miserias.
Aprende a detectar la energía (o vibraciones) de tu alrededor
Además de conocerte bien a ti mismo, necesitas saber cómo te sientes cuando hay gente tóxica a tu alrededor. Probablemente ya sabes cómo hacerlo, pero debes aprender a convertirlo en un acto consciente, no sólo en una reacción inconsciente. Por ejemplo, piensa en cómo te sientes cuando entras en un lugar donde todo el mundo es amable y no tienes que hacer nada más para participar en una conversación casual.
Entonces, piensa en entrar en un sitio donde el humor es inexistente, los asistentes apenas son capaces de balbucearte un saludo y parece que tienen otras cosas que hacer que involucrarse contigo y sus rostros están llenos de resentimiento y tienen el deseo de estar en cualquier lugar menos donde se encuentren.
La energía en ambos casos es enormemente diferente y la vas a recoger inmediatamente. Con los individuos es lo mismo; crecerá conscientemente cuando uno se siente enaltecido o irá a la baja según que personas estén en tu presencia. Tú puedes tomar medidas para decidir sobre cómo reaccionar una vez que reconoces estos sentimientos.
Reconoce a los tipos de personalidades tóxicas
Todos tenemos nuestros días malos, y cada uno de nosotros es propenso a la tristeza de vez en cuando. Sin embargo, cuando se trata de la gente tóxica, la tristeza parecen ser un estado permanente de su ser y estar deprimido, malhumorado, enojado, etc. se convierte en un rasgo de la personalidad primaria en lugar de un estado temporal de la mente. Aquí puedes ver varios tipos de personalidades tóxicas..https://www.infomistico.com/portal/evitar-personas-toxicas/
Echa un vistazo a la compañía que buscas (o atraes)
En cuanto a la lista en el paso anterior, analiza amistades, relaciones familiares, colegas de trabajo y decide objetivamente cuán saludables son estas personas en cuanto a tu bienestar y serenidad…
¿Sacan lo mejor de ti o te eres como una esponja para todos sus problemas y miserias? Si esto último es el caso, por tu propia cordura y bienestar, es mejor que se vayan de tu vida. Al principio esto puede ser muy difícil porque las expectativas y el sentido de la obligación se acumula en las relaciones, pero quedarse con la gente que te lleva a la miseria constante no va a serte recompensado, por lo que no quedas sujeto a esta relación.
Abandona cortésmente su compañía al minimizar el contacto hasta una distancia saludable que puedas mantener. Necesitas este tiempo para meditar y reflexionar sobre la preservación de ti mismo, sobre la base del optimismo, esperanza y energía positiva que tienes dentro.
Escucha selectivamente al participar en cualquier conversación
Trata de aferrarte a los aspectos positivos y constructivos de cualquier conversación. Entrena tu mente para expulsar conscientemente lo malo de la conversación. Se convierte en una cuestión de elegir en qué deseas hacer hincapié y permitir que el lado bueno sea más fuerte para ti y que sirva a tus pensamientos para concentrarse y meditar.
Cuando alguien empieza a ser realmente negativo tratan de devolver energía positiva a través de palabras o sugerencias que sean de apoyo. Esto crea un espacio entre los dos de forma que mientras que la otra persona puede estar luchando internamente para refutar tu visión positiva, queda claro para ellos que tu no va a ser llevado al lado oscuro.
Desarrolla una mente maravillosa
Esto se puede lograr mediante la aceptación de la realidad de las cosas que no se pueden cambiar. Lo pasado pertenece a los archivos históricos de la memoria reprimida. Si estas emociones se vuelven demasiado difíciles de eliminar, busca ayuda para cerrar este capítulo plena y definitivamente
De esta manera, no permitirás que los pensamientos negativos se agraven y controlen tu presente y futuro, sin entender y aprender a aceptar lo que ha sido una lección de crecimiento en lugar de una cristalización de lo que eres. Eso es una forma liberarse de la negatividad. Aceptar forma una gran parte de una hermosa mente, con lo que el cierre del pasado dejando la mente libre te ayudará a lograr un estilo de vida más fructífero y con calidad.
Saber cuáles son sus necesidades y deseos
Tómate el tiempo para descifrar lo que es importante para ti. Averigua cuáles son tus gustos y qué no te gusta y desarrolla una idea de dónde te gustaría verte a ti mismo en el futuro. Anota tus planes en un papel.
Pega en una pared donde puedas recordártelo constantemente y mantente enfocado. Esto también te ayudará cuando vengan tiempos difíciles. Más importante aún, saber lo que quieres en la vida actúa como un escudo para evitar que hagas subir a bordo las expectativas de otras personas. Pon todos los medios para permanecer abierto a escuchar lo que otros te tienen que decir, pero no te dejes llevar por lo que no se ajuste a tus necesidades y deseos, de lo contrario dejarás de ser fiel a ti mismo.
Sé fiel a tus propias creencias y decide estar cómodo contigo mismo
Las dudas, pesares y temores de que otros sienten no deben ser de ninguna manera una consecuencia para ti y el rumbo que debe seguir tu vida. Es muy común escuchar comentarios tales como “mis padres querían que hiciera X, por lo que lo hice”, o “mi esposo quería ir a X de la ciudad, por lo que hice”, y luego no parar de decir que te comportas como si tu vida se determinara por las decisiones de otros.
O bien, “si hubiera hecho las cosas de manera diferente, me gustaría ser famoso / rico / importante por ahora, pero me contuve”. Ninguno de estos pensamientos sobre el pasado son útiles a la persona con la que estás ahora: no permitas que otras personas o sus preferencias sirvan de excusa por la falta de una brújula moral interna y de un conjunto de creencias. Tu fe y tu confianza en tus propias creencias te llevarán a donde quieras estar. Una vez más, escucha si tienes que hacerlo, pero hazlo de forma selectiva. Mantenerse alejado de las personas que confunden es la mejor opción para hacer que las excusas se mantenga alejadas.
Encontrar personas afines
Como todos sabemos, ninguna persona es una isla ya que los seres humanos somos criaturas sociales. Con el tiempo, todo tu ser se acostumbrará a las interacciones felices y sanas. Lo que descubrirás cuando te centres en mantener una mentalidad optimista y negarte a detenerte en lo negativo es que atraerás a gente con una mentalidad similar a la tuya.
Estar con personas optimistas, alegres y felices te ayudará a desarrollar un cuerpo y una mente sanos. Cuanto más tiempo pases con gente de esta naturaleza, más feliz y más brillante que te sentirás. Igualmente, una vez que llegas al punto por el que cualquier cosa o cualquier persona que interrumpe tu sentido del equilibrio y tu paz interior comienzan a irritarte ya sabes cómo desviarlo educadamente. Esto confirma que estás en el buen camino.
Esfuérzate en convertirte uno contigo, con el medio ambiente y con tus necesidades
Al comienzo puede ser difícil, pero llega un momento en que se convierte en rutinario el ver todo como una maravilla así como la búsqueda de lo bueno y positivo en las interacciones cotidianas. Una mente tranquila y serena complementa al pensamiento productivo y sensato.

Consejos

  • Revisa y sigue los pasos anteriores para, a continuación, preparar tu mente y tu psique para hacer guardia contra aquellos que, a sabiendas o sin saberlo, te llevan hacia abajo, haciéndote crear dudas sobre tus propias capacidades y potenciales.
  • Oblígate a hacerlo hasta que se convierte en un hábito diario con el que no puedas vivir sin él. Descubrirás que provocas que los encuentros negativos se alejan de tus pensamientos y son sustituidos por pensamientos más armoniosos, felices y productivos.
  • No importa si la gente piensa de ti que eres antisocial o arrogante; esta terminología se aplica con demasiada facilidad a una persona que asertivamente quiere mejorar su situación. Necesitas convertirte en la persona más importante de tu propia vida.
  • Pasa el mínimo tiempo posible con gente negativa. Incluso si es sólo cinco minutos al día, esos cinco minutos son menos positivos y productivos para ti.
  • Encuentra una cosa cada día para estar agradecido.


Publicación original de la Página de INFOMÍSTICO: Fuente: https://www.infomistico.com/portal/liberarte-de-las-actitudes-toxicas/