Mientras observo al mismo tiempo las reacciones, acciones, discursos y
palabras de las personas a mi alrededor y a mí misma, más voy aprendiendo en el
día a día.
Simplemente observarme mientras se despliegan multitud de reacciones y
actitudes, mostrándome cosas diversas.
Intentar observar sin juicio ni crítica no es tarea fácil… mientras
tanto, ronda la pregunta: “¿qué quieres mostrarme mi Dios?
”
Estoy en varios chats de whatsapp, y son más que suficientes pues
consumen mucho tiempo, pero ha sido interesante observarlos y ver las
diferencias y las sincronías. Algunos son un regalo de amor para el alma y los
reencuentros a diario plenan el corazón, llenitos de cariño, vocación de
servicio y aliento… otros son una lucha grande de egos, uff, agotadores, con
uno que otro en un eterno “demostrar” a los demás su “erudición” y todo el
“supuesto dominio” sobre uno o varios temas en particular, como una especie de
dedo acusador en un intento de apuntar algo así cómo qué “estás equivocado y YO
tengo la razón”… otros están llenos de dramas, acusaciones, obsesión con las
noticias, las desgracias, las quejas… también son agotadores pero por la
exigencia de algunas personas y la necesidad casi patológica de llamar la
atención. Tal vez me acompañen con la pregunta ¿para qué sigues allí?... Bueno,
algunos son de la comunidad en la cual vivo y las informaciones importantes, de
interés para todos los vecinos, están allí… Otros, a pesar de los egos
desatados, tienen informaciones de mi interés y comparten material que estoy
estudiando, en estos últimos suelo leer solamente, no emito opiniones.
Mientras tanto me sigo observando a mí misma y agradeciendo todo lo
que Dios me muestra. Muchos espejos me encuentro. Y también voy confirmando
todos los cambios. Y es que la vida, en este presente para mí, se trata de
reconocer el amor y el respeto. Ya no me interesa “defender” puntos de vista,
ni mostrar a otros “que se equivocan”, ni demostrar lo que sé o ignoro… qué
maravillosa sensación de ligereza y libertad. De pronto comienzo a darme cuenta
que las personas a mi alrededor responden amorosamente, solidariamente,
amistosamente sin explicaciones de ninguna naturaleza. ¿Saben qué? El amor y el
respeto si mueven montañas.
A quienes tienen necesidad de ego y dramas están en su proceso y todo
está bien, simplemente aceptarlos y amarlos sin enganches y sin permitir que
nos afecte… y si es “mucho con demasiado” pues nos apartamos, o guardamos
silencio… sin enganches, cada quién está en lo suyo y todo está bien.
¡Hay tanta bondad en el mundo! Tanta belleza… miremos eso y cuándo nos
encontremos con lo discordante, con las envidias, con los egos y los dramas
observemos y aprendamos, dejando ir eso de nosotros también.
Todo eso me recuerda siempre la canción de Piero, “Soy Paz… Soy Pan”,
cuando dice: “Soy un montón de cosas santas mezcladas con cosas humanas… ¿cómo
te explico?... cosas mundanas”.
Gracias Dios bendito por guiarme cada día.
Conny