martes, 21 de febrero de 2017

Encontrar una luz en tiempos de incertidumbre - Mario Alonso Puig



En los momentos difíciles, cuando estamos en plena oscuridad, basta una pequeña luz, la llama de una cerilla, para devolvernos la serenidad y el entusiasmo necesarios para afrontar la situación

En este mismo momento, en cualquier rincón del mundo, millones de personas están viviendo estos tiempos de incertidumbre de una forma realmente traumática.

En ellos, en su desesperanza, se observa que el verdadero problema que estamos afrontando no es únicamente exterior –el provocado por la situación económica– sino interior, ya que, en muchas ocasiones, pensamos que las circunstancias ajenas son lo único que puede determinar nuestra vida. Pero la solución también está en nosotros mismos que tenemos que ser capaces de encontrar dentro de la dificultad y del desafío un espacio donde haya cabida para la alegría, la serenidad, el entusiasmo y la confianza.

Ante la incertidumbre es frecuente recurrir a un discurso negativo que, sin embargo, debemos evitar.

Se ha comprobado en base a estudios neurocientíficos que cuando una persona sostiene, de forma mantenida, una conversación negativa consigo misma –«no hay salida para mí ni para mi familia, estoy en un proceso de crisis, no seré capaz de superarlo...»– empiezan a activarse las mismas partes del cerebro que se activan cuando uno siente que está a punto de morir.

En consecuencia, toda la corteza prefrontal de nuestro cerebro, la que es responsable de la resolución de dilemas, de la creatividad frente a lo aparentemente irresoluble, experimenta un menor riego sanguíneo. Es como si, ante las circunstancias complicadas, el ser humano decidiera que donde tiene que poner todo su peso es en evitar el sufrir y no en buscar el ganar.

Y ahí está lo que verdaderamente nos limita, porque si tomamos esa actitud, toda nuestra capacidad de ver las cosas con claridad queda absolutamente anulada.

Por todo ello, es imprescindible entender que, para utilizar esta época actual en nuestro favor y convertirla en una época de crecimiento, necesitamos generar en nuestro interior condiciones favorables.

No podemos quedarnos quietos, no podemos pensar que lo que se dice en las noticias es la única realidad existente, en definitiva, no podemos quedarnos en la oscuridad.

Sólo así se generará un poco de luz, aunque sea la mínima llama de una cerilla, entre tanta oscuridad y podremos dar un paso adelante.

Si, por ejemplo, nos sentimos solos, llenos de ira o desesperanza, busquemos a alguien de confianza y contémosle sencillamente cómo nos sentimos; no para que nos dé la solución sino para que, por el simple hecho de dejar fluir las emociones, podamos aceptar que la nueva situación también exige cambios en mí.

Se trata de entender que en momentos de incertidumbre tengo que reinventarme, convertirme en lo que estoy llamado a ser.

Mario Alonso Puig

(Publicado en Río Abierto)

La importancia de adelgazar el ego para alimentar el alma



En el territorio del ego solo crece la soberbia, la mirada que entiende el mundo partiendo de su propio ombligo y que siembra de infelicidad cualquier entorno en el que habita. Todos conocemos a alguien moldeado con este patrón, son mentes que restan en armonía, que ahogan la calma y que deberían empezar a poner a dieta su egos para que a sus egos también les quedase algo de comida.

Si damos un pequeño vistazo al panorama actual y al escenario sociopolítico que nos envuelve, nos daremos cuenta de que, efectivamente, el reino del ego está en auge. Son muchos los países y líderes que están empezando a practicar ese autoproteccionismo y esa autodefensa del yo, donde delimitar lo tuyo y lo mío, donde dejar a un lado al extranjero para proteger la propia identidad.

“El ego es una máscara artificial creado por la familia, la sociedad y la cultura. Es una máscara sobre otra máscara”
-Alejandro Jodorowsky-

A muchos se les olvida, quizá, que los egos obesos y la voz de la soberbia se obsesionan con marcar distancias, trayendo así la desigualdad, los odios, la discriminación y la propia infelicidad. No obstante, no solo somos testigos de este tipo de dinámica a nivel político. Según un artículo publicado en la revista “Psychology Today“, en los entornos laborales apuntan cada vez más esos directivos o jefes que, lejos de aplicar la Inteligencia Emocional en sus organizaciones, se dejan llevar por el ego en una necesidad última por ejercer el poder y el control.

Los trabajadores que tienen como directivos a una persona con este tipo de perfi, los definen como “niños pequeños con demasiado poder”. Lo más relevante de todo ello es que las acciones egoístas desplegadas en todo territorio, ya sea a nivel familiar, empresarial o social, no obtienen beneficio alguno. Se desperdicia el potencial humano porque queda supeditado al reino del miedo, al imperio del desprecio y a esa falta de ética, empatía y cercanía donde poco o nada bueno crece.

Te proponemos reflexionar sobre ello.

Egos fuertes y egos grandes

Empezaremos aclarando algo esencial. La palabra “ego” viene del latín y significa simplemente, “yo”. Para la filosofía oriental ego se refiere a la autoconciencia, al autorreconocimiento y a esa entidad que debe diferenciarse de las conductas insalubres como la egolatría o el egoísmo.

Por otro lado, Freud también identificó a ese nivel de nuestro aparato psíquico como esa parte intermedia donde la persona se debate entre el impulso instintivo y la presión de las normas sociales. El objetivo final sería desarrollar un ego saludable que nos permita armonizar en el día a día de nuestras relaciones y la propia sociedad.

Con todo ello podemos deducir sin duda que hay dos tipos de ego. Por una parte, estaría nuestra necesidad de desarrollar un “yo” (ego) fuerte donde quede consolidada nuestra autoestima, donde exista una conciencia plena de uno mismo con sus valores, su nobleza y esa identidad que nos define pero que a su vez, es sensible y cercana al resto de identidades que nos rodean. Por otro lado, y en el polo opuesto, estarían los egos grandes.


Veamos sus características con detalle.

Los egos grandes y sus universos personales


Un ego grande es un “yo” desmesurado y poco realista que no se ha enriquecido de manera paralela al interior de la persona. Sus vacíos, sus limitaciones personales y su falta de autoestima lo abocan a buscar un reconocimiento exterior donde sentirse reforzado.
El ego grande tiene como propósito “recolectar” energías ajenas para ejercer el control. Para ello, no duda en humillar o en despreciar.
Al ego grande le encanta ser el centro de atención e identificarse con todo aquello que logre diferenciarle del resto: un título, un logro, una marca, una bandera…
El ego grande es capaz de vestirse con la armadura de la bondad para exaltarse como persona y así, captar adeptos.
A su vez, existen diversos tipos de “egos grandes”, está el sabelotodo, el sofisticado, el que busca prestigio, el insaciable y que siempre busca emociones y experiencias nuevas para luego enorgullecerse de ellas.


Los 7 pasos para adelgazar el ego

A lo largo de la historia no han faltado los estudios tanto psicológicos como filosóficos que ahondado en el tema del “ego” y en su relación con el mal. Es un tema complejo donde no hay resultados claros, porque también estaría sin duda el componente biológico, el social y el educacional. Sea como sea, lo que todos tenemos claro es que los egos grandes son el reflejo de mentes anoréxicas que no han sido iniciadas en el universo de la Inteligencia Emocional.



“Si tu ego no te deja tranquilo, mándalo a comprar humildad”

Es pues necesario que todos sembremos esta semilla en las nuevas generaciones, en ayudarlos a construir un ego saludable y empático, en iniciarlos en el arte de alimentar el alma y no el ego. Aquí estarían unas claves básicas sobre las que reflexionar.


Estrategias para vencer el ego

La clave para vencer el ego pasa por ser conscientes de nuestros comportamientos y actitudes cotidianas. Te preguntaras, pero… ¿qué actitudes? Vamos con ellas.

*Libérate de la necesidad de ser superior a los demás.

*No te apegues solo a tus logros y a tus éxitos. Reconoce también los de los demás.

*No te sientas eternamente ofendido por lo que dicen, hacen o piensan quienes te envuelven. Tienen derecho a no ser como tu deseas.

*Libérate de la necesidad de tener más cada día más. Aprecia lo que ya tienes.

*Libérate de la necesidad de ganar. En ocasiones, también se aprende de la pérdida.

*No te obsesiones con tener siempre la razón.

*Tu objetivo en la vida no es tener éxito o fama. Tu objetivo, sencillamente, es ser feliz.


Para concluir, entendamos que la práctica cotidiana del ego lo único que consigue es alzar muros y crear distancias. Empecemos pues alimentar el alma y a practicar esa humildad donde reconocer al otro como parte de uno mismo. Nutramos el corazón de nobleza para crear un mundo más respetuoso y cercano.


Cántico de las Criaturas: San Francisco de Asís.



EL CÁNTICO DE LAS CRIATURAS

Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas,
la gloria y el honor y toda bendición.

A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de nombrarte.
Alabado seas, mi Señor,
en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor,
por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego,
por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
Alabado seas, mi Señor,por la hermana nuestra madre tierra,la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
Alabado seas, mi Señor,
por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor,
por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
Ay de aquellos que mueran
en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad.


Explicación
Esta bella oración de San Francisco es conocida por varios nombres: Cántico de las Criaturas, Alabanzas de las Criaturas e Himno de la Hermana Muerte. Fue escrito en romance umbro (la tierra del santo) y se lo considera el primer poema en la lengua italiana. Se lo celebró como "el más bello trozo de poesía religiosa después de los Evangelios" y "la expresión más completa y lírica del alma y de la espiritualidad de Francisco". La fecha de su composición es el otoño de 1225, posiblemente en San Damián. La estrofa sobre el perdón la redactó con ocasión de una controversia entre el Podestá de Asís, primera autoridad de la ciudad, y el Obispo, reconciliándolos. Y la última, sobre la hermana muerte, la compuso en octubre de 1226.
Las circunstancias físicas en que se hallaba el Pequeñuelo obvian los comentarios y provocan las conclusiones: desangrado por los estigmas, casi ciego, enfermo del hígado, desnutrido y afiebrado. Por el contrario, su vida interior estaba en la mejor salud. Dios había querido recordar a los hombres la pasión de su Hijo a través del cuerpo del Pequeñuelo y, como sólo desde la cruz se preludia la alegría de la Pascua, a la hora de cantar el "aleluya". Ninguno mejor que Francisco.
Lo cantó por todos, por ti y por mi; por los hombres y los astros; por las criaturas y las plantas; por toda esta naturaleza que Cristo reconcilió y pacificó en su cruz. Francisco interpretó el silencioso canto que toda la creación le tributa a Dios, y la silenciosa melodía que Dios canta en la creación. Y lo hizo porque ocupaba el último lugar, y así pudo ser el primero. Porque era el más humilde de los siervos, y esto le permitió comprender como nadie la grandeza de su Señor.