Desde la Fuente primordial
de todas las cosas que existen se establece un nexo de “vibración” del cual
derivan todas las sustancias y atributos: esta Fuente es Única y es la suma
total de Toda la Energía sin Calificar. En el mismo instante en que esta energía
se califica o es calificada, su acción vibratoria la convierte en “algo”. Ese
proceso de calificación sucede a través del sonido: en notas o en resonancias
regulares que vibrarán de una manera única, precipitando la creación de
sustancia que aglutinará energías hasta darles forma.
¿Qué es vibración?
La vibración es una pauta
fija de movimiento repetitivo.
Todas las cosas son
agregados de átomos que bailan y que con su movimiento suscitan sonido.
Ahora bien, el sonido
entonces afecta la estructura celular de la materia; como vibración y fuerza
inherente a todas las cosas tiene fuerza y poder purificadores:
Armoniza frecuencias. La frecuencia se da por
el número de oscilaciones de formas de onda por unidad de tiempo.
Así como el sonido crea también destruye.
La Ley de Vibración
enuncia:
“Nada
permanece inmóvil, todo está en continuo movimiento cambiante, todo vibra. A tu
vida atraes la misma calidad de vibración que emana de ti”.
Todas las vibraciones se
caracterizan por un ritmo (una pauta regular y repetida de movimiento en el
espacio tiempo). Estas pautas rítmicas son
funciones profundamente arraigadas de nuestra conciencia:
Podemos verlas en la
sucesión de las estaciones, en la alternancia día- noche, en los ritmos
lunares, en los ciclos menstruales, en el movimiento de la respiración. Podemos
sentirla en el constante latido del corazón.
¡Todo ser vivo danza de
acuerdo al ritmo que lo rige!
La vibración es una
manifestación del ritmo.
La vibración se produce al nivel de las más
elementales partículas y unidades y en todas las formas de la materia, la
energía y la conciencia.
Los ritmos, al igual que
las pautas chákricas, tienden a perpetuarse a sí mismos.
El ritmo que cada quién
adopta (tranquilo o acelerado) afecta a las personas en el mismísimo nivel
celular de su ser y repercute sobre sus pensamientos, sus actos y emociones.
¿Cómo aplicamos esto a
nosotros mismos?
Todos nos influimos
mutuamente, así como a las cosas que nos rodean, mediante las vibraciones que
nuestra mente y nuestro cuerpo transportan, y aunque no seamos conscientes de
ellas, nos afectan en profundidad.
El sonido, el ritmo, la
vibración, las palabras son los soberanos poderosos influyendo permanentemente en
nuestras vidas: al emplearlos, al reaccionar a ellos, al crearlos todos los
días, creamos la textura, en formas de onda, de todo lo que experimentamos.
Es importante discernir a
qué nivel vibramos. Si no logramos la resonancia con las frecuencias que nos
rodean no podremos experimentar la conexión equilibrada con el mundo.
Al desconocer el modo de
utilizar los sonidos puros, usamos la energía del sonido mediante la palabra hablada: y lo hacemos nombrando.
Nombrar es un principio
ordenador.
Tenemos una inmensa
RESPONSABILIDAD inherente a las manifestaciones concretas en nuestro “mundo” y
en nuestras vidas.
Si queremos mejorar o
cambiar es muy importante que aprendamos no sólo a pensar y a sentir, sino
también a hablar.
Nombrar enfoca la
conciencia. Al nombrar estamos trazando límites y reduciendo el grado de
abstracción.
Nombrar una cosa es
dilucidar, definir fronteras, especificar…
Una palabra es un sonido
al que se le ha asignado un significado que a su vez conlleva un pensamiento y
un sentimiento.
“Las
palabras no tienen que ser entendidas por la mente o llevar una intención
consciente para que tengan efecto.
El
tono en sí implicará un sentimiento y dará al ambiente su color apropiado.
Sin embargo, cuando a una palabra que lleva
intención se le aplica un cierto tono, la convertimos en una sola palabra de
poder”.
(Zulma
Reyo)
Cada frase de poder, cada
decreto o afirmación, cada invocación, cada encantamiento está revestido de
energías altamente creativas o destructivas, según la intención, significado,
emoción y pensamiento con el cual impregnamos su emisión.
Una vez que se ha definido
el pensamiento, los Cuerpos Mental Inferior y el Emocional servirán de moldes, y la sustancia para concretar la creación y su
consecuente materialización o manifestación en el mundo físico es el Verbo, el
sonido, las palabras.
Recordemos entonces un
poco que son los Mantras.
Son sonidos primordiales,
sonidos raíces o semillas, sonidos sagrados que enfocan y sosiegan la mente.
MAN significa mente y TRA
instrumento y protección.
Su intención es la de
poner a la persona que los pronuncia en resonancia con el sonido raíz que se ha
invocado.
El poder de los mantras es
sutil y cuando no los hemos utilizado y aun no nos hemos sensibilizado a ellos no
logramos detectar esta sutileza. Es algo que solo se entiende cuando ya se ha
experimentado.
Los mantras son una de las
llaves básicas y esenciales con las que se puede acceder a la armonía interior.
“Al
entonar mantras se producen cambios bastantes claros en el funcionamiento del
cerebro: las actividades principales del cerebro pasan del hemisferio izquierdo
a la zona frontal y parietal derechas, lo que indica una intensa elevación del
ánimo y de la capacidad de atención, también mejora la circulación sanguínea
del cerebro.”
En otras palabras, un mantra
es una vibración sonora que ayuda a
liberar nuestra mente de las influencias de las propagandas, de las pesadillas,
de las negatividades y ansiedades que se acumulan en ella.
Los mantras son recursos
para proteger a nuestra mente contra los ciclos improductivos de pensamiento y
acción.
Aparte de sus aspectos
vibracionales benéficos, los mantras también nos sirven para enfocar,
concentrar y sosegar la mente.
Al concentrarnos en la repetición del sonido,
todos los demás pensamientos se desvanecen poco a poco hasta que la mente y
nuestros pensamientos quedan claros y tranquilos.
Un mantra puede ser una
sílaba, una palabra, una frase o texto largo, que al ser recitado y repetido va
llevando a la persona a un estado de profunda concentración.
Los MANTRAS pertenecen
pues al dominio de lo sagrado, constituyen parte del lenguaje divino, y su
eficacia es perfecta… Por eso considero a las ORACIONES y el acto de orar como una entonación de mantras con sus efectos benéficos también.
Algunas personas afirman que el efecto benéfico se da "siempre y cuando sean pronunciados correctamente"… pero he comprobado que escucharlos con
apertura, atención y entrega funciona excelente.
Los mantras emplean los
mismos canales subliminales que la música y los anuncios publicitarios, aunque
con intenciones mucho más benéficas. No es necesario intelectualizar el
"significado" o la simbología del mantra para que su sonido ejerza
sus efectos sobre nosotros. Pero mi curiosidad innata siempre me ha llevado a
indagar sus significados. Me gusta y me importa saber que estoy invocando y/o
repitiendo.
El ritmo sonoro tanto de
las oraciones como de los mantras va a funcionar en el plano del inconsciente y
logrará ir saturando los pensamientos conscientes, lo cual a su vez, afectará a
los ritmos y modificará benéficamente, poco a poco, nuestros estados de ánimo,
nuestras emociones, nuestras reacciones.
Reitero mi invitación a
escuchar mantras y oraciones. Si nos aprendemos algunos tanto mejor.
La Terapia Floral propone
que no nos enfrentemos a los pensamientos y emociones negativos sino que los
sustituyamos con pensamientos positivos que nos permitan sentir emociones
positivas. Los mantras y oraciones, también los decretos y afirmaciones
positivos, son una excelente herramienta para realizar esta sustitución sin
pelearnos con nuestros pensamientos y emociones.
Conny Méndez Estévez
Bibliografía. Anodea, Judith: Los Chakras. Reyo, Zulma: Alquimia Interior. Blodfeld, John: MANTRAS Sagradas Palabras de Poder. Méndez, Conny: Metafísica al Alcance de Todos. El Kybbalion.
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