La publicación que ahora
les comparto forma parte del material que suelo proporcionarle a mis estudiantes
de Formación de Terapia Floral.
Ya lo he divulgado por las
redes en distintos momentos, y cada vez que lo repaso lo encuentro muy vigente,
benéfico y aleccionador.
Este estudio está basado
en un libro de ZULMA REYO llamado ALQUIMIA INTERIOR y todas y cada una de las
OBSERVACIONES de ZULMA REYO que comparto hoy con ustedes las he incluido en mi
propia experiencia de vida confirmando que funcionan...
Ahora para ustedes con
muchísimo amor.
LA ESTRUCTURA EGOICA.
El Ego: el ser individual
o personal. El ego es la Importancia Personal que cada quién se da a sí mismo.
Las corrientes filosóficas
orientales presentan al Ego como una identidad falsa a la que se defiende con
firmeza. También afirman que el Ego es la causa del karma, por lo cual estar
sin ego (o sin identificación) inicia un “momentum”
o estado especial capaz de borrar el karma. Pero vivir sin un ego aterroriza a
la mayoría de las personas.
El ego es el producto de
la personalidad, de sus simpatías y antipatías dependiendo de la fuerza y la
energía “desestabilizadora” de los tres centros inferiores, aunque cada uno de
los tres generadores o chakras inferiores debe ser estabilizado y convertido en
conscientemente productivo, el meollo del problema tiene sus raíces en la
profundización y la regeneración del segundo chakra, y es a través de las
emociones (en especial de las positivas) que las posibilidades de catalizar la
función correcta de los tres generadores inferiores, a través del 4º generador,
encuentran expresión.
Según Zulma Reyo el ego,
como importancia personal, da identidad y significado al individuo y aparece
por las siguientes razones:
1. Seguridad. Dándonos un
punto de referencia social, sensación de ser amados y pertenecer a algo. Da el
medio por el cual uno no se siente solo.
2. Atención. Se ocupa
cierto espacio, imponiendo a lo que nos rodea una exigencia que debe ser
satisfecha, el modo de dicha exigencia es el estilo del ego de cada uno.
3. Conservación. Creando
un código de “defensa” contra lo que consideramos una intrusión o invalidación
de la naturaleza sentimental. Estos códigos no permiten sentir los afectos
humanos en el nivel cardíaco del 4º chakra.
4. Poder. Dando la tensión
y la intensidad necesarias para reprimir y controlar, tanto a sí mismo como a
los demás.
5. Conveniencia. Un código
de conducta ya preparado que permite la permanencia de hábitos y rutinas sin
encarar las cosas con profundidad o cuidado.
6. Auto-importancia.
Sentirse muy “especial” dentro de su propio sello de engreimiento dándole
significado a ser particularmente muy rico, famoso, la hija o hija de tal o
cual, ser lindo, etc.
7. Manipulación. Para
obtener la aprobación de los demás mostrándose enfermo, sufriente, manso,
humilde… y lograr que la gente se ocupe de uno o manipularse a uno mismo.
8. Compañía. Nunca estar
solo, siempre hay dos yoes o más en nuestra cabeza. Y se buscan ALIADOS que
apoyen nuestros sistemas de creencias o nuestras maneras de actuar y de ver la
vida.
9. Comodidad. Haciéndose
sentir mejor emborrachándose, drogándose, alucinándose, compadeciéndose,
apesadumbrándose… decirse a sí mismo ¡de todos modos, nadie más que yo puede
entenderme!
La estructura egoica
siempre tiene un “siempre”, con conducta polarizada y es el resultado de la
fuerza emocional llamada DESEO e influenciado por lo que quieren:
• Nuestros padres
• Los demás
• El estilo de los tiempos
o una época para alienarnos o confrontarnos.
La estructura egoica raras
veces es lo que queremos conscientemente.
Un antídoto importante
para el ego o importancia personal, es la capacidad de reírse de sí mismo. Otro
es gustar de sí mismo con ego y todo.
¿Cómo distinguir o saber
que estamos en un espacio del ego o de importancia personal?
1. Hay siempre una
sensación de rigidez en el cuerpo que se manifiesta a menudo en nuestra cara.
Zulma lo llama el síndrome de la cara obvia. El rostro queda atrapado y el
cuerpo puede ponerse muy tieso. A la persona se le hace muy difícil reírse de
sí misma con incapacidad para hacer más de una cosa al mismo tiempo.
2. Se siente observado
permanentemente ocupando bastante del espacio y tiempo de otras personas.
3. Siempre hay uno u otro
drama (tragedia, peligro, sabotajes de los demás, críticas, juicios y
sufrimiento) envolviéndolo de distintas maneras. Perturbándose o perturbando al
ambiente que lo rodea, generando así necesidad o importancia. Esto produce
mucho odio a través del control de otros o hacia otros.
4. Siempre hay algo que
molesta o distrae lo suficiente para olvidarse de sentir o escuchar a nuestro
verdadero YO..
5. Siempre hay una batalla
o lucha. Todo es complicado. No se puede ser directo o sintético.
6. Siempre hay una
actuación o papel que representar.
7. Uno siempre está
ansioso de que lo descubran, de que se fijen en uno, proyectando esa ansiedad
en los demás y en las situaciones.
8. Siempre hay que echarle
la culpa a algo o a alguien.
9. Siempre hay una excusa
o justificación socialmente aceptable en parámetros de correcto o incorrecto
(buena o mala persona).
10. Su comportamiento
siempre expresa extremos o excesos de algún tipo.
11. No se puede estar en
silencio o solo. Siempre se busca alguien alrededor o el diálogo interno
incesante.
12. Se necesita algún tipo
de muletas: anotaciones, instrucciones, clases, etc., para planificarse u
organizarse o inversamente, parece no lograr juntar todos los datos necesarios
para organizarse.
13. No se puede estar o
pensar en el presente. Busca la continuidad en el pasado o en el futuro.
14. Se tiene miedo de ser
o no puede ser uno mismo.
15. Antes de hacer algo,
las propias opiniones surgen de tal forma que actúan como nuestro propio balde
de agua fría.
16. Siempre hay un enemigo
al acecho que pretende sabotear, enjuiciar, entorpecer o lo que sea. Pero se
percibe como “externo”, el “otro” que supuestamente no me entiende o no me deja
expresarme, hacer o ser.
17. Uno invierte en la
gente, en las cosas o en las situaciones y luego se queja de las situaciones y
obligaciones, haciéndose continuos planteos y sintiendo siempre miedo de perder
algo o a alguien.
18. Uno debe defender su
imagen a cualquier precio.
19. Uno es motivado por
necesidades, todas de la mayor urgencia.
20. Siempre se está
absorbido por sí mismo, hablando de sí mismo. Todo gira alrededor de sí mismo.
21. Siempre hay alguien
observándolo, aunque sea el observador que ha creado en el esfuerzo por
trabajar su ego.
Esta fuerza emocional
proveniente del ego o de la importancia personal suele ser sumamente
disociadora, desequilibrante e inarmónica.
No podemos acabar con el
ego, es nuestra herramienta de trabajo. Pero si podemos desarrollar un ego
flexibilizado: como una “Presencia” sobre la importancia personal,
reestructurando un ordenamiento adaptable a las situaciones cambiantes que,
aunque usa la maquinaria del ego, mantiene activa la Consciencia misma.
CARACTERÍSTICAS DE UN EGO
FLEXIBILIZADO (Zulma Reyo)
1. El punto de referencia
es transferido a uno mismo, estando presente como una experiencia.
2. Hay una enorme
flexibilidad que nos permite fluir dentro de muchas modalidades o identidades
posibles.
3. Sin una estructura
fija, hay mayor espontaneidad, marcada por lo impredecible y a menudo por una
conducta atípica.
4. Se orienta hacia las
situaciones en lugar de hacerlo hacia uno mismo.
5. Actúa sin cálculos ni
comentarios interiores, permanece centrado en el presente.
6. Vive sin buscar
significados convencionales. El significado está en el propio existir de la
persona en la Vida.
7. Es un fenómeno
energético a partir del cual la inteligencia actúa naturalmente.
8. Deja que las cosas
acontezcan. Siente placer sin tensión.
9. Hay un sentido de
alegría y libertad.
10. No le importa lo que
los demás piensen, pero no por ello se endurece ni se insensibiliza.
11. Se siente común y
corriente.
12. No tiene inversiones
que defender ni proteger.
13. Se ríe de sí mismo y
no se toma muy en serio.
14. Juega consigo mismo y
sabe cómo usar su ego conscientemente.
15. Actúa, vive, piensa y
habla con sencillez.
16. Responde humanamente a
las personas y situaciones, sin involucrarse emocionalmente ni proyectar
indiferencia.
17. Gusta de la aventura y
el riesgo, sin ser descuidado o temerario.
18. Se expresa vitalmente
y siente una viva vitalidad.
19. Es humilde, sin
ostentación.
20. Acepta las situaciones
sin discusiones ni resistencia.
21. Gusta de sí mismo.
Sobre
Zulma Reyo: Nació en Puerto Rico, estudió en los Estados Unidos. Se licenció en
Letras con Master en Pedagogía, en la New York University, y es Profesora de
Educación. Pero fueron sus estudios posteriores, especialmente en Psicología Y
Esoterismo, los que marcaron un cambio de rumbo en su vida. Vivió en Inglaterra
y pasó 8 años realizando estudios y trabajando en una Universidad de Conciencia
en la India, donde sumó un sólido aprendizaje de las enseñanzas de Oriente a
las avanzadas técnicas psicoterapéuticas adquiridas. Con todo esto fue
delineando en su mente la creación del Centro de Alquimia Interior, Escuela de
Conciencia, el que fundó en New York en 1982, luego de su retorno a Estados
Unidos. En 1988, comienza a dar conferencias y seminarios en Brasil y en Argentina,
país donde publica su primer libro: Alquimia Interior, al cual le siguieron
Muerte y Renacimiento, la Suprema Alquimia y Karma & Sexualidad, el
experimento de Alquimia Humana y varios otros aun no publicados en español. En
1990, Zulma muda su Centro a Sao Paulo donde permanece casi una década.
Actualmente, reside en España donde realiza sus workshops, así como también en
Inglaterra, Francia, Portugal y Alemania. Zulma Reyo es una mujer intensa y
vital que ha indagado en las fuentes de la sabiduría de Oriente y de Occidente,
para encontrar la esencia misma del ser humano y el nexo con el cual unir los
extremos, indispensable para poder reconocer que ambos forman parte de una
única e indivisible realidad.
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