Transcrito por Bee Lake.
Este mensaje va dirigido a todas las almas, estén donde estén, y su contenido es válido para todas ellas. Lo ha sido siempre, desde los albores de la humanidad, en los tiempos de las cavernas, hasta el día de hoy. No existe diferencia alguna entre lo femenino y lo masculino. Nuestra misión no consiste en el éxito material y mundano, sino que tiene una dimensión espiritual.Estos principios han sido seguidos por mi pueblo en la nación del Outback desde el principio de la historia. Nunca hemos sido labradores, mercaderes o pastores, sino cosechadores, músicos, artistas y poetas. Vivimos en comunión con la tierra, con todas sus criaturas y con cada uno de nuestros congéneres.
Éste es uno de nuestros cánticos rituales:
"Sagrada Unidad de lo Eterno,
tú que nos cantas en silencio,
tú que nos enseñas a través de nuestros semejantes,
guía mis pasos con firmeza y sabiduría.
Que pueda ver las lecciones en mi camino,
que sepa honrar el propósito de todas las cosas.
Ayúdame a tocar con respeto,
háblame siempre desde la parte recóndita de mis ojos.
Ayúdame a observar, no a juzgar.
Que no cause daño alguno,
y pueda dejar tras mi visita
un legado de música y belleza.
Cuando regrese a la Eternidad,
que el círculo pueda cerrarse
y que se abra la espiral."
Tú eres un ser espiritual que ha venido a la tierra para vivir una experiencia humana. Así lo elegiste. Naciste de la unión entre las dos personas que son tus padres biológicos, y eso no es fruto de la casualidad ni del azar: sabías quiénes eran, conocías las circunstancias en las que fuiste concebido y el patrón genético de cada uno de tus progenitores, y dijiste «¡Sí!». Eres un ser espiritual que evoluciona hacia la luz. La tierra es un aula donde las lecciones y las demostraciones prácticas se hallan a tu disposición. Es un planeta único habitado por formas de vida únicas. No existe en el universo otro lugar en el que seis sentidos —vista, oído, paladar, tacto, olfato e intuición— se activen en contacto con la energía y se identifiquen como emociones para conectar el cuerpo visible con el espíritu invisible.Todos los entes físicos del planeta nacen de la misma Divina Fuente Única y están hechos de idénticos fragmentos de energía. Formamos una unidad indisoluble con toda la creación. Seguramente estás familiarizado con los diez mandamientos, o las leyes de «No harás esto ni lo otro». Han estado al alcance de la humanidad desde hace miles de años. Existen también otras leyes cuyo origen se remonta a un pasado más remoto todavía. Si estas leyes se hubieran cumplido desde el principio, las otras nunca habrían tenido razón de ser.Tu ser es fruto de una elección personal y un anhelo. Tu evolución eterna reflejará este viaje humano.
Lo que sigue es un decálogo en el que se recoge todo lo que sí debe hacer cualquier persona a lo largo de su vida:
1. Expresa tu creatividad individual
Cada persona contempla el mundo a través de su propio conjunto de experiencias, y por eso ofrece una percepción única del mismo. La creatividad incluye el arte, pero no se limita a él. Pintar, componer y escribir no son en absoluto formas de creatividad superiores a las que ponemos en práctica para consolar a alguien que sufre, poner orden en el conflicto y el caos, o incluso para contarle un cuento a un niño.Las personas pasan de largo ante la posibilidad de enriquecer su alma cuando creen no poseer ningún talento creativo o no poder expresarlo debido a alguna circunstancia de la vida. Lo que ocurre, de hecho, es justo lo contrario. Cuando nos crecemos ante la adversidad, cuando luchamos por liberar nuestra conciencia creativa, el resultado tiene un gran mérito y un gran valor.La sociedad funciona de tal modo que no todos los que la componen tienen ocasión de llegar a ser líderes. Puesto que existen muchos más seguidores que seguidos, la expresión de las aptitudes creativas individuales se convierte en algo todavía más significativo. La creatividad debería ser una fuerza positiva y como tal ha sido creada, pero cada uno de nosotros posee el don del libre albedrío y, por tanto, puede utilizarla de tal forma que resulte negativa para uno mismo y para el mundo. Podemos expresar creatividad a través de algo tan sencillo como el peinado y los atuendos que elegimos, la manera en que decoramos nuestra casa, plantamos un jardín, fabricamos un objeto de artesanía o incluso reparamos algo. La clave está en dejar que nuestras acciones reflejen quiénes somos, y en buscar motivos para sentirnos orgullosos de cuanto expresamos.
2. Sé consciente de tu responsabilidad
Eres un invitado en este planeta y, como tal, se espera de ti que lo dejes como lo encontraste o, en todo caso, en mejores condiciones. Eres responsable de cuidar a todas las demás formas de vida que no pueden hablar ni valerse por sí mismas. Eres responsable de las promesas que haces, los acuerdos que aceptas y los resultados de tus acciones, y deberás asumir las consecuencias de todo ello en tu evolución eterna.Es muy importante destacar que la evolución espiritual no empieza ni termina. No es como un grifo que se abre y se cierra. Cuando una persona muere, sólo se produce una interrupción de las actividades importantes mientras el alma abandona su efímero recipiente. De hecho, es imposible matar a alguien. El hombre es un ser eterno, aunque la muerte paralice toda forma de manifestación física. Deberás asumir las consecuencias de tu falta de consideración, así como de todo el dolor y el sufrimiento que puedas haber infligido a otros, y la influencia negativa que, indirectamente, ejerces sobre las terceras personas que rodean a las víctimas de tus agresiones. La persona que muere no guarda rencor ni sentimientos negativos. Es la sociedad la que lo hace. Para poder contribuir a equilibrar la balanza, debes hacerte responsable de cuanto dices y haces. Debes aprender a honrar y atesorar la vida, amén de ayudar a conservarla.Eres responsable de tu cuerpo. Se trata de un regalo que has tomado prestado a los elementos; con tu conciencia, has ayudado a darle forma y le has imbuido vida. Descuidarlo o abusar de él revela una actitud irresponsable.Cada persona asume la responsabilidad de sus actos sexuales. Deberás rendir cuentas por la forma en que has guiado el alma de un niño tras haberlo concebido, por cómo has protegido su cuerpo, por haberle dado o no un modelo emocional positivo.Este principio es inseparable del de la creatividad. Eres responsable, en fin, de lo que crees y compartes con el resto del mundo, de salvaguardar el bienestar de otros y de perjudicar la vida.
3. Antes de nacer, te comprometiste a ayudar a los demás
La experiencia humana no debe ser un viaje en solitario. Se espera de nosotros que nos apoyemos y cuidemos mutuamente. Todo lo que hacemos debe ir precedido de un mismo pensamiento: «¿Qué es lo mejor para todas las formas de vida en todas partes?»Servir a los demás significa ayudar, compartir conocimientos y aportar energía positiva a la vida de otra persona. Todas las personas tienen derecho a ser tratadas con dignidad y respeto desde que nacen. Ayudar significa extender la mano a los ancianos, a los niños, a los enfermos, a los moribundos. Servir a los demás es lo opuesto a hacer cosas por uno mismo, ya sea para alcanzar la gloria o en aras del beneficio económico. Significa ser consciente de que formamos parte de un equipo, el equipo de la conciencia humana, y que el destino del planeta depende directamente de las acciones que emprende dicho equipo.
4. Persigue la madurez emocional
Cada uno de nosotros es capaz de expresar un amplio abanico de emociones, que van desde la ira, la frustración, la depresión, la desesperación, la culpa, la codicia, la tristeza o la preocupación a otras como la alegría, la felicidad, la esperanza, la paz, el amor y un largo etcétera. A medida que maduramos y avanzamos en el entendimiento de lo que significa ser humano, nuestra meta es crecer, aprender a disciplinar y seleccionar las emociones. Como dijo alguien, «Sólo somos felices en la medida en que nos permitimos serlo».Las relaciones y las vicisitudes que tienen lugar a lo largo de una vida son círculos. Empiezan, siguen su curso y, llegadas a un punto, se detienen. Si maduramos emocionalmente, no tendremos ninguna dificultad en cerrar cada círculo sin dejar puntas deshilachadas, es decir, sin sentimientos negativos.Es bueno y deseable experimentar emociones como la ira en la primera etapa de la vida, la infancia. Sólo así podemos comprender y comparar lo que se siente al tener el cuerpo minado de sentimientos negativos con lo que se experimenta al alcanzar la paz interior, algo que sólo se consigue poniendo en práctica la capacidad de comprensión y la flexibilidad. Sólo a través de las emociones físicas puede el alma establecer contacto con la conciencia cerebral. Si, por ejemplo, nos duele la espalda, deberíamos preguntarnos a qué se debe ese dolor. ¿Qué representa? ¿Qué podemos hacer para cambiar la situación? ¿Qué podemos aprender de ella? Debemos adoptar los medios físicos necesarios para corregir las deficiencias de nuestro cuerpo, pero sin descuidar el proceso mental que las acompaña y las lecciones espirituales que encierran.También debemos aprender a honrar nuestras emociones, en especial la alegría y la pena. Si ignoramos cualquiera de ambas, pueden convertirse en el origen de trastornos físicos.Una de las emociones más importantes para la salud de cualquier individuo y la de todo el planeta en general es la risa. Como seres humanos que somos, nacemos con el singular don del sentido del humor y la capacidad de expresarlo. Gracias a la risa y la alegría, el cuerpo puede permanecer sano y contrarrestar los desafíos al bienestar. El humor es un mecanismo supresor de problemas; aporta solidez a las relaciones y transmite alegría a quienes nos rodean. No obstante, las cosas que consideramos graciosas y celebramos con la risa deben ser objeto de un cuidadoso análisis. El desafío consiste en evitar ser destructivos en cualquier sentido. El humor es algo fundamental para tu bienestar, así que no cierres los ojos para descansar por la noche sin haber experimentado la risa o la alegría en algún momento del día que concluye. Si no lo has hecho, sal de la cama y encuentra un motivo para sentirte feliz.Los payasos son personas muy especiales que están presentes en todas las culturas. Cada uno de nosotros lleva un payaso dentro, y en algunos momentos de la vida debemos dejar que aflore libremente. Nunca somos demasiado viejos para disfrutar de nuestra faceta de bufones.Sin embargo, la clave está en la sinceridad. No podemos aspirar a descubrir quiénes somos, por qué estamos aquí o aprender a valorar nuestra trayectoria a menos que digamos la verdad en todo momento.
5. Debes entretener
Así es: una parte de nuestra misión terrenal consiste en distraer y canalizar nuestra atención y la de aquellos que nos rodean. El acto de entretener responde a un impulso voluntario y debe tener por objetivo alegrar al triste, consolar al abatido, confortar al difunto y dar salida a nuestra creatividad. Entretenerse a uno mismo puede ayudarnos a alcanzar la autodisciplina y a madurar desde el punto de vista emocional.El desafío en este caso consiste, por un lado, en entretener sólo de forma positiva y, por el otro, en no quedarse anclado en el papel de espectador. El entretenimiento puede ejercer una influencia muy fuerte en nosotros mismos y en los demás, pero no debemos separarlo jamás de la noción de responsabilidad.
6. Aprende a administrar tu energía
El hombre no puede crear ni destruir energía, sino tan sólo usarla, moldearla y redistribuirla. Toda la energía que existe ha sido creada en un mismo y preciso instante.Cada palabra, acción y pensamiento en el que nos concentramos contiene energía. Todo lo que conforma nuestro mundo, tanto en su dimensión material como en la que resulta invisible e impalpable, es un fragmento de eso que llamamos energía. Nuestro mundo no está hecho de otra cosa.¿Por qué resulta tan importante en este momento de la historia recordar a todos los seres humanos que su misión consiste en administrar correctamente su caudal de energía? Porque es la energía colectiva lo que da forma a todo lo que vemos y a los invisibles niveles de conciencia que rodean a las personas y a los lugares. Todo lo que existe en nuestro mundo está en continuo proceso de crecimiento o de erosión, según su nivel de energía. Cada palabra que pronunciamos se libera en forma de vaho y se funde con la atmósfera. Nunca podemos recuperar, corregir ni retirar lo dicho. Una vez pronunciadas, las palabras pasan a formar parte del halo que envuelve el planeta. A lo largo del tiempo, se han ido condensando en este halo los gritos de las víctimas, las acciones violentas y los pensamientos egoístas y limitados, hasta tal punto que se ha convertido en una aureola de conciencia victimista. Hoy en día, las personas encuentran más fácil acomodarse a lo negativo que combatirlo y superarlo. Más de la mitad de las almas que hoy visitan la Tierra se encuentran en un estado de conciencia victimista. Nosotros lo hemos creado, y nosotros debemos erradicarlo. Este objetivo es alcanzable si cada uno de nosotros adquiere conciencia de su responsabilidad como administrador de la propia energía y predica con el ejemplo. Aquello en lo que centramos nuestras energías, crecerá. Sintiéndonos víctimas, culpabilizando a los demás y regodeándonos en la autocompasión sólo lograremos aumentar las vibraciones negativas que envuelven el planeta. Debemos cambiar de actitud, perdonar y olvidar, ser más optimistas, buscar el lado positivo de las cosas. Invierte tus esfuerzos en el cumplimiento de las demás leyes y deja que se rompan todas las ataduras que te mantienen ligado al sentimiento de victimismo.
7. Recréate en la música
Uno de los mayores dones concedidos a la raza humana es la capacidad de vocalizar en una escala de tonos más amplia que la de cualquier otra forma de vida, así como la habilidad para construir instrumentos que también producen sonoridades únicas. La expresión creativa y el entretenimiento pueden incluir la música, pero es tan importante que constituye por sí misma una asignación independiente de las demás. La música influye en la humanidad y, de hecho, la energía que libera puede servir para sanar el cuerpo y el planeta. El hecho de escuchar una melodía apacible, acompasada con la pulsación humana, puede ejercer un influjo profundamente positivo en el sistema nervioso y el estado mental del individuo. Todos llevamos la música dentro y percibimos su influencia. La música es el lenguaje del alma, es la voz de nuestro planeta en diálogo con el universo.
8. Lucha por alcanzar la sabiduría
La sabiduría es algo muy distinto del conocimiento. El conocimiento es una forma de saber que se puede extraer de muchas fuentes: libros, escuelas, medios de comunicación, experiencia directa; es aquello en lo que se basa el coeficiente intelectual. Sin embargo, una persona puede tener una inteligencia excepcionalmente brillante y no poseer un ápice de sabiduría. Ésta consiste en la forma de utilizar los conocimientos. Se basa en una decisión voluntaria y selectiva de actuar de cierta manera o de no emprender acción alguna, tomando en consideración el bienestar de todas las partes implicadas.Acudir a la escuela u obtener un título no forma parte de los requisitos de nuestra misión terrenal. No hay duda de que resulta muy útil saber leer y escribir, pero estos conocimientos no constituyen una condición indispensable para alcanzar el éxito en nuestro viaje espiritual como seres humanos.Debes tratar de actuar con sabiduría, sin olvidar en ningún momento que todas las almas están viviendo la misma experiencia humana, que todos somos visitantes y huéspedes de la Madre Tierra. Formamos una unidad indisoluble con el Creador. Toda la creación nació de una misma Fuente Única. Saber honrar el propósito de todas las cosas y actuar en aras del bien supremo de la vida en todas partes es una prueba de sabiduría.
9. Aprende a autodisciplinarte
Nadie más que nosotros, cada uno de nosotros, tiene la obligación de procurar que sus acciones sean compatibles con la vida pacífica, productiva y feliz del planeta. Por desgracia, ha sido necesario imponer leyes porque las personas no respetaban esta parte de su misión.Puede ocurrir que caigamos en un exceso de indulgencia. Podemos volvernos adictos a una sustancia, negligentes, avariciosos. Podemos llegar a ser crueles y destructivos. La autodisciplina es lo que nos permite mantener a raya estas emociones y nos ayuda en la tarea de alcanzar la sabiduría.La autodisciplina puede contribuir a conservar el cuerpo sano. El estado de salud del ser humano es una especie de barómetro que refleja el estado de salud de la Tierra. Es necesario aprender a controlar las propias emociones para poder percibir la comunicación interna entre el cuerpo y el alma. Sabrás cuándo detenerte si escuchas la voz de tu corazón. Aprende a distinguir entre lo que dice tu mente y lo que dice tu corazón. La voz del cerebro es un producto de la sociedad, mientras que la voz del corazón es un mensaje de la Eternidad.
10. Observa sin juzgar
Observar sin tratar de establecer juicios es lo que algunos llaman «amor incondicional». Todos los seres humanos poseen un alma, son seres espirituales. Todos hemos sido creados en el mismo instante. Nadie es más viejo, inteligente o privilegiado que otra persona. Cada uno de nosotros ha sido agraciado con el mismo don, el don del libre albedrío o libertad de elección. La Fuente es perfecta, y todo lo que crea es igualmente perfecto. Nosotros hemos sido creados espiritualmente perfectos, y seguimos siéndolo, pero el don del libre albedrío nos permite creer lo contrario y actuar en consecuencia. Nos permitimos a nosotros mismos vernos y ver a los demás como seres menos que perfectos y nos lanzamos a la dudosa aventura de vivir por debajo de nuestra capacidad potencial.En la Eternidad y en todo lo que emana de ella no existen los errores. No puedes equivocarte porque, en definitiva, eres libre de explorar tu propio don en la dirección que consideres más adecuada en cada momento. Pero sí puede ocurrir que, al observar algo que ocurre a tu alrededor, llegues a intuir, sin juzgarlo como acertado o erróneo, que su olor, sabor o tacto no son compatibles con el camino que has elegido. Entonces bendices aquello con lo que no comulgas y sigues adelante. Sólo así podrás llegar a amar a todos tus semejantes. No tienen por qué gustarte sus actos ni la forma en que eligen comportarse, pero te abstienes de juzgar a la persona. Sencillamente llegas a la conclusión de que no forma parte de tu camino y no canalizas ninguna energía en esa dirección: ni palabras, ni acciones, ni pensamientos.Si juzgas, debes aprender también a perdonar: perdonar a los demás, perdonar las circunstancias, perdonarte a ti mismo.En cambio, cuando te limitas a observar sin emitir juicios, no hay nada que perdonar. La observación está estrechamente relacionada con el hecho de entender y asimilar una verdad universal: todo lo que existe forma parte del perfecto Orden Divino. Lo que ocurre es que nosotros, como seres humanos, hemos elegido vivir por debajo de nuestro intrínseco grado de perfección. Sin embargo, si nos esforzamos día a día y ponemos todo nuestro empeño en alcanzar ese nivel potencial, convertiremos el mundo en un lugar mucho mejor. Si elegimos seguir este camino, llegará el día en que seremos testigos del cierre de un hermoso círculo dorado.
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