sábado, 28 de enero de 2017

“Cómo Dominar la Influencia de los Astros” de Paramahansa Yogananda



Este hermoso relato del libro “Autobiografía de un Yogui” nos deja una enseñanza acerca de la importancia y la necesidad de conocer nuestra propia carta natal para realizar nuestro destino y acompañar de manera armoniosa los ciclos de la vida.

Mukunda, ¿por qué no te haces un brazalete astrológico?

– ¿Qué, debo hacerlo, Maestro?
Yo no creo en la astrología.

– No es cosa de creencia; la única actitud científica que debe tomarse sobre cualquier cosa, es ver si ésta es verdadera. La ley de la gravedad se operó tan efectivamente antes de Newton como después de él. El cosmos estaría en una situación muy caótica, si las leyes no pudieran operar sin la sanción de la creencia humana.

Todas las partes de la creación están eslabonadas e intercambian sus influencias. El ritmo equilibrado del universo está fundado en la reciprocidad -continuó mi Maestro-: El hombre, en su aspecto humano, tiene que combatir dos clases de fuerzas: primero, los tumultos de su ser interno, causados por la mezcla de la tierra, el agua, el fuego, el aire; y segundo, los desintegrantes poderes externos de la vida. Mientras el hombre siga luchando con su mortalidad, será afectado por la multitud de mutaciones del cielo y de la Tierra.

“La astrología es el estudio de la respuesta del hombre al estímulo planetario. Las estrellas no tienen conciencia de benevolencia o animosidad; ellas no ayudan ni perjudican a la humanidad, pero nos ofrecen un canal apropiado para la operación exterior del equilibrio de causa y efecto que en el pasado ha sido puesto en movimiento por el hombre.”

“Un niño nace en tal día y en tal hora, porque los rayos celestes están en armonía matemática con su karma individual. Su horóscopo es un mapa demostrativo de su inalterable pasado y de los resultados probables del futuro.”
Pero el mapa natal puede ser correctamente interpretado únicamente por hombres de sabiduría intuitiva, y éstos son muy pocos. “El mensaje extensamente del cielo, en el momento del nacimiento, no significa un énfasis del  destino como resultado de un pasado bueno o malo, sino que sirve para levantar la voluntad del hombre, y así pueda escapar de la esclavitud universal.” Lo que él hizo puede anularlo. Nadie más que él fue el instigador de las causas cuyos efectos está actualmente experimentando en su vida. Él puede vencer cualquier limitación, porque él mismo la ha creado por sus propios hechos, y porque posee recursos espirituales que no están sujetos a las influencias planetarias. “El temor supersticioso por la astrología nos hace desgraciadamente autómatas dependientes de una guía mecánica." El hombre sabio vence sus planetas, o lo que es lo mismo, su pasado, transfiriendo su alianza de la creación al Creador.

Cuanto más se realice la unidad con el espíritu, menos podrá ser dominado por la materia. El alma es siempre libre; no está sujeta a la muerte, porque no tiene nacimiento. No puede ser regida por las estrellas. “El hombre es un alma y tiene un cuerpo." Cuando se da cuenta debidamente, de su identidad, deja detrás de sí todos los cartabones compulsivos. Mientras permanezca confundido en su estado ordinario de amnesia espiritual, tendrá que conocer las sutiles ligaduras de la ley en su medio ambiente.

– Entonces, querido Maestro, ¿por qué quiere usted que yo use un brazalete astrológico? -Me atreví a aventurar esta pregunta después de un silencio prolongado durante el cual había estado tratando de asimilar la noble exposición de Sri Yukteswar.

– Únicamente cuando el viajero ha llegado al final de su viaje puede prescindir de sus mapas e itinerarios. Durante el viaje, hace uso de todas las indicaciones.

Los antiguos rishis descubrieron muchas maneras de acortar el período del exilio del hombre en el error. Hay ciertos recursos mecánicos en la ley del karma que pueden ser hábilmente ajustados por los dedos de la sabiduría.Todos los males humanos son originados por la transgresión de alguna ley universal. Las escrituras nos enseñan que el hombre debe cumplir con esas leyes de la naturaleza sin menoscabar la omnipotencia divina. Y así, con diferentes medios, por medio de la oración, de la fuerza de la voluntad, por medio de la meditación según el yoga,  por el uso de brazaletes astrológicos, los efectos adversos de pasadas acciones pueden ser reducidos considerablemente o anulados del todo.

“De la misma manera que una casa puede ser dotada de un pararrayos de cobre, para que absorba las descargas eléctricas, así el templo del cuerpo puede ser beneficiado por diferentes medidas protectoras."

En épocas pasadas, nuestros yoguis descubrieron que los metales puros emiten una luz astral, que obra poderosamente contra las tendencias negativas de los planetas. Radiaciones sutiles, eléctricas y magnéticas están circulando constantemente en el universo; cuando el cuerpo del hombre se está beneficiando no se da él cuenta; cuando está siendo desintegrado tampoco lo sabe. ¿Puede él hacer algo acerca de esto? “Este problema recibió la atención de nuestros rishis; ellos encontraron de suma ayuda, no sólo la combinación de metales, sino también de plantas; y más efectivas aún las piedras preciosas no menores de dos quilates." 

El uso preventivo de la astrología rara vez ha sido estudiado seriamente fuera de la India. Un hecho poco conocido es que las joyas, metales o mixtura de plantas no tienen ningún valor si no son del peso requerido; y que todos estos agentes preventivos deben usarse en contacto con la piel. 

– Señor, desde luego tomaré tu consejo y usaré un brazalete. Estoy intrigado de sólo pensar cómo se vence a un planeta.


Así fue como en un acto de la sabiduría astrológica, el maestro enseñó a su discípulo Paramahansa Yogananda  a reconocer las influencias astrológicas y a protegerse para dominarlas.

“Cuanto más profunda es la autorrealización del hombre, mayor es la influencia que él ejerce en el universo por medio de sus sutiles vibraciones espirituales, y en esa misma proporción es menos afectado por el flujo fenomenal”.


Capítulo 16: VENCIENDO A LAS ESTRELLAS del libro AUTOBIOGRAFÍA DE UN YOGUI de Paramahansa Yogananda

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