sábado, 13 de abril de 2019

CRÓNICAS DE UNA “CARRERA” EN LA OSCURIDAD…



A todos mis amores en Zulia y Táchira mi más profundo cariño, les mando buenas vibras y mucha fuerza. En Mérida también está rudo, no tanto como en Zulia y gracias a Dios aquí no hace ese calor tan fuerte.

Qué inmensa cantidad de cosas podemos realizar sin electricidad durante el día. Es increíble la creatividad…

Se han intensificado los sentidos y me he hecho más consciente del aroma delicioso a miel que despiden las flores de árnica en el lindero del terreno atrás.

Ya estoy revisando entre los “peroles” guardados en busca de la aguja para tejer…

Ya releí “El Hobbit”, “El Señor de los Anillos” y estoy comenzando “El Silmarillion”.

Todas estas cosas, lecturas, actividades en el jardín las he estado disfrutando mucho.

Una de las experiencias que se me ha hecho más cuesta arriba ha sido tener que “voltear” los horarios y pasar varias madrugadas en vela.

Siempre me ha gustado madrugar, pero me suelo ir a dormir temprano en las noches. Desde el 5 de marzo pasado, la verdad es que no he logrado dormir bien y a mis anchas. Las horas de sueño han dependido por completo de la electricidad.

Si tienes algo de comida en la nevera que se puede dañar; para ahorrar gas doméstico requieres hervir agua y preparar la sopa para las perritas y el gato en la cocinita eléctrica; requieres recargar las baterías de la linterna y el teléfono; necesitas lavar ropa pesada que es difícil lavar a mano (ropa de cama, toallas, cosas así). Entonces mantienes desenchufados todos los aparatos eléctricos, aunque tengan protector, pues cuando te conectan la electricidad llega con un subidón de voltaje tan fuerte que, literalmente, estallan los bombillos. Así que imagínate lo que le puede hacer a la nevera o a cualquier otro equipo o aparato si lo tienes enchufado.

 Pasas horas y horas sin electricidad… las vas contando: “ya van más de 10… ya van más de 12… ya van más de 15…” y entonces, de repente, en plena madrugada, a la 1, o 2, o 3 am, se prenden las luces de la calle… te despiertan, pues has estado a oscuras por muchas horas… y entonces te levantas de la cama y corres a enchufar la nevera (ya todo está descongelado y hay que aprovechar para enfriar un poco los alimentos que necesitan refrigeración).

 Ya te queda poca agua potable para beber, así que hay que montar a hervir urgente una buena olla. Y también hay que aprovechar para cocinar la comida para los animales. Uff… rápido, que no se te olvide recargar el teléfono… revisas y no hay conexión a internet. Corres al lavandero para cargar la lavadora… de repente, tan solo ha pasado una hora y te vuelven a quitar la electricidad… 

¡La ropa se quedó en la lavadora llena de detergente! 

“Bueno”, piensas entonces, hasta qué regrese la electricidad se mantendrá en remojo, así quedará más limpia. El agua solamente hirvió 10 minutos, pero confías que eso bastará. La sopa de los animales quedó medio cruda, pero igual se la pueden comer así. La batería del teléfono no se cargó completa, pero lograste un 60% o 70%... Ahora a desenchufar y desconectar todo otra vez.

Tratas de acostarte a dormir de nuevo, ya son las 2 am… o las 3 am… o las 4 am… pero el sueño te abandonó… y durante la madrugada las horas transcurren con mayor lentitud. Aprovechas para meditar un rato… el silencio es cómplice perfecto. Luego sales al jardín y te encuentras con muchas luciérnagas paseando. Se te alegra el corazón. Siguen pasando las horas y buscas que hacer, completamente a oscuras, hasta que amanezca. Como no dormiste bien, pues pasas el día cansada y con sueño… La electricidad vuelve después de unas 12 horas más y otra vez solo por 1 o 2 horas… Entonces a correr de nuevo: enchufa neveras, enchufa lavadora y préndela para que bote el detergente y enjuague entonces la ropa.

¡Agotador!... En algún momento encontraré el BIEN oculto en toda esta situación y agradeceré todo el aprendizaje de esta experiencia.

Pasan los días y comienzan a “regalarte” unas pocas horas más de electricidad, en lugar de 1 sola hora en la madrugada y 1 sola hora en el día entonces ya son 3 horas seguidas… no tienes idea del momento en el cual te la van a quitar o la van a poner, ni cuánto tiempo vas a tener electricidad de manera continua… así que, aunque no quieras, te llenas de zozobra… Si es de día coordinas para lograr ir hasta algún lugar para reabastecerte de alimentos o de lo que necesites, aprovechando que hay electricidad, pues sin ella no te pueden vender nada pues no funcionan los puntos de venta y no pasan las tarjetas.

Por los momentos les voy compartiendo y narrando los sucesos, me sirve de desahogo y también me ayuda a encontrar muchas bendiciones ocultas.

Espero no fastidiarlos con todas estas historias… me sorprendo a mí misma cuando releo lo que escribí y me “doy cuenta” de todo lo que hemos vivido en estos días…

Sigo dando gracias a Dios por todo.

(Desahogo y reflexiones de un sábado 13 de abril del 2019)

Conny