viernes, 26 de junio de 2020

SOBRE EL DRAMA, EL EGO Y LOS APRENDIZAJES



Mientras observo al mismo tiempo las reacciones, acciones, discursos y palabras de las personas a mi alrededor y a mí misma, más voy aprendiendo en el día a día.

Simplemente observarme mientras se despliegan multitud de reacciones y actitudes, mostrándome cosas diversas.

Intentar observar sin juicio ni crítica no es tarea fácil… mientras tanto, ronda la pregunta: “¿qué quieres mostrarme mi Dios?
Estoy en varios chats de whatsapp, y son más que suficientes pues consumen mucho tiempo, pero ha sido interesante observarlos y ver las diferencias y las sincronías. Algunos son un regalo de amor para el alma y los reencuentros a diario plenan el corazón, llenitos de cariño, vocación de servicio y aliento… otros son una lucha grande de egos, uff, agotadores, con uno que otro en un eterno “demostrar” a los demás su “erudición” y todo el “supuesto dominio” sobre uno o varios temas en particular, como una especie de dedo acusador en un intento de apuntar algo así cómo qué “estás equivocado y YO tengo la razón”… otros están llenos de dramas, acusaciones, obsesión con las noticias, las desgracias, las quejas… también son agotadores pero por la exigencia de algunas personas y la necesidad casi patológica de llamar la atención. Tal vez me acompañen con la pregunta ¿para qué sigues allí?... Bueno, algunos son de la comunidad en la cual vivo y las informaciones importantes, de interés para todos los vecinos, están allí… Otros, a pesar de los egos desatados, tienen informaciones de mi interés y comparten material que estoy estudiando, en estos últimos suelo leer solamente, no emito opiniones.

Mientras tanto me sigo observando a mí misma y agradeciendo todo lo que Dios me muestra. Muchos espejos me encuentro. Y también voy confirmando todos los cambios. Y es que la vida, en este presente para mí, se trata de reconocer el amor y el respeto. Ya no me interesa “defender” puntos de vista, ni mostrar a otros “que se equivocan”, ni demostrar lo que sé o ignoro… qué maravillosa sensación de ligereza y libertad. De pronto comienzo a darme cuenta que las personas a mi alrededor responden amorosamente, solidariamente, amistosamente sin explicaciones de ninguna naturaleza. ¿Saben qué? El amor y el respeto si mueven montañas.

A quienes tienen necesidad de ego y dramas están en su proceso y todo está bien, simplemente aceptarlos y amarlos sin enganches y sin permitir que nos afecte… y si es “mucho con demasiado” pues nos apartamos, o guardamos silencio… sin enganches, cada quién está en lo suyo y todo está bien.

¡Hay tanta bondad en el mundo! Tanta belleza… miremos eso y cuándo nos encontremos con lo discordante, con las envidias, con los egos y los dramas observemos y aprendamos, dejando ir eso de nosotros también.
Todo eso me recuerda siempre la canción de Piero, “Soy Paz… Soy Pan”, cuando dice: “Soy un montón de cosas santas mezcladas con cosas humanas… ¿cómo te explico?... cosas mundanas”.

Gracias Dios bendito por guiarme cada día.

Conny