sábado, 1 de diciembre de 2018

Lo que haces salpica al mundo - Jamie Sams




Traducido con Amor desde… http://www.livinglifefully.com
por Tahíta para InterSer

Mi abuelo cherokee me enseñó esta lección cuando tenía siete años. Me llevó a un pozo de pesca y me pidió que arrojara una piedra al estanque. Me preguntó qué vi y le contesté que vi un chapoteo. Me preguntó qué más vi, y dije un círculo de agua y otro círculo y otro círculo.

 Luego me dijo que cada persona era responsable del tipo de salpicadura que hacían en el mundo y que la salpicadura tocaría muchos otros círculos, creando un efecto dominó.

Me senté allí y observé el agua hasta que me pidió que notara la fangosa orilla donde estábamos sentados. Señaló que una de las ondas circulares hechas por mi roca estaba lamiendo mis pies, habiendo encontrado su camino de regreso a mí.

Luego me dijo que todos debemos tener cuidado con los tipos de salpicaduras que hacemos en el mundo, porque las olas que creamos siempre volverán a nosotros. Si esas salpicaduras fueron hirientes, no les daremos la bienvenida, pero si las salpicaduras y las olas fueron hechas de bondad, estaremos encantados de verlas llegar a casa.

Las enseñanzas de todas las religiones principales en nuestro planeta nos muestran estas mismas verdades. Nos piden que nos amemos, que nos respetemos unos a otros y que nos convirtamos en influencias para el bien. Podemos ver la verdad de estas enseñanzas cuando vemos que la energía fluye abundantemente a través de una persona que no ha contaminado  su fuerza vital con sentimientos de celos, envidia y la necesidad de venganza. Por el contrario, las personas que realizan una demanda, por ejemplo, sienten que no pueden seguir adelante con sus vidas mientras muchas de sus emociones, tiempo y energía están involucrados en una batalla judicial.

La misma ineficacia limitante ocurre cuando malgastamos nuestra energía en lamentar el pasado, temiendo el futuro o luchando con pensamientos o sentimientos negativos. Estas actividades crean una represa de energía estancada dentro de nosotros que nos impide vivir la vida de una manera sincrónica y abundante.

Desde el momento en que experimentamos alegría sincrónica en nuestras vidas, se nos advierte que debemos tomar conciencia de cada pensamiento, sentimiento y acción que ponemos en el mundo y que todos somos nuestras creaciones.

La responsabilidad por todos los aspectos de nuestras vidas es una tarea difícil. Los niveles de los que estamos dispuestos a ser responsables siguen aumentando a medida que crecemos, lo que nos permite ser más conscientes. El perdón hacia nosotros mismos y hacia los demás es de suma importancia. Si no podemos perdonar a los demás y a nosotros mismos, dejando de lado las heridas causadas por las situaciones que hemos experimentado, nos quedamos estancados. Cuando nos negamos a perdonar, estamos pidiendo una prueba. Estas pruebas pueden venir en forma de situaciones de la vida que nos obligan a mirar nuestros comportamientos personales.

 Imagine una esponja que se coloca en un plato de agua hasta que toda el agua se absorba en la esponja. La esponja no puede absorber más humedad porque retiene cada gota que ha absorbido. Cuando mantenemos nuestros resentimientos y miedos, nuestra ira y amargura, no hay espacio en nuestra vida para otros pensamientos, experiencias o sentimientos.

En la medida en que no liberemos nuestros sentimientos negativos y resentimientos ocultos, estamos realmente empapados en ellos. La fuerza creadora de la vida no puede fluir a través de nosotros cuando hemos represado una parte de ella. Esto disminuye nuestra capacidad de aceptar nuevas experiencias. Cuando nos aferramos a nuestras heridas, usándolas como razones justificables para no avanzar, nuestra fuerza vital se utiliza para alimentar nuestros mecanismos de evitación.

El perdón y la liberación del pasado abren el flujo creativo de la vida, apoyando todos los niveles de mente, corazón, cuerpo, emoción y espíritu. Este flujo de energía determina el estado de nuestra salud, nuestro deseo de crear y procrear, nuestra disposición para desarrollar nuestros dones y cómo usamos o negamos la fuerza vital que se nos da como seres humanos. . . . Al optar por dejar ir el pasado, nuestros miedos y nuestros patrones negativos o reacciones a la vida, de repente nos regalamos  un resurgimiento de la fuerza vital, que nos impulsa a una nueva forma de ser y una forma muy diferente de entender el mundo.




Jamie Sams (1951) es una escritora norteamericana. Descendiente de seneca, cherokee y franceses, reside en Santa Fe (Nuevo México), y nieta de la escritora seneca Twyla Nitsch. Ha escrito Dancing the dream: the seven sacred paths of human transformation (1998), Midnight song: quest for the vanished ones (1988) y The 13 original clan mothers: your sacred path to discovering the gifts, talents and abilities of the feminine throught the ancient teachings of the sisterhood (1993).



   http://www.livinglifefully.com/flo/flobethesplashyoumake.htm