lunes, 16 de enero de 2017

Los Cuatro Hábitos Para La Paz Interior- Liz Cronkhite



Estos hábitos son los que desarrollé para mí, primero para retornar a ellos espacialmente durante momentos difíciles, y luego por decisión, debido a la paz que me brindaban. Al aplicar estos hábitos  tu vida será más simple y cada parte de ella se desarrollará de forma natural y sencilla a raíz de aplicarlos.

La meta es llegar a vivir estos hábitos. A medida que los desarrollas, naturalmente, encontrarás obstáculos a la paz. Los hábitos mismos te ayudarán a trabajar a través de los obstáculos al motivarte a aceptar la paz en lugar de miedo.

Cada uno de estos hábitos trabaja en conjunto apoyando a los otros  y se pueden desarrollar de forma simultánea, aunque es posible que desees hacer hincapié en un hábito sobre los otros hasta que sientas que entiendes el proceso.

Comulga con Dios a Diario
“La oración es un hacerse a un lado, un abandonar, un tiempo sosegado de escuchar y amar.” (S-1.I.5)

Por "Comulgar" me refiero a simplemente estar con Dios. Esta es la verdadera oración. Te sientas en algún lugar donde no serás distraído, cierras los ojos y tranquilizas tu mente. Dejas que todos los pensamientos pasen y te sumerges en la tranquilidad del centro de tu mente. No estás pidiendo nada, no pretendes nada. Te abres a Dios sin condiciones. Esto es lo más importante hacer todos los días. Esto por sí solo logra cambios increíbles que apoyan la paz dentro de ti.

Practica el Instante Santo a lo Largo del Día
“Permaneceré muy quedo por un instante e iré a mi hogar.” (W-182)

Esta es una mini versión de la comunión con Dios. En varias ocasiones a lo largo del día - al igual que el libro de ejercicios te enseña -  deja de prestar atención al mundo por un instante y recuerda que estás en Dios. No tienes que establecer un horario rígido. Hazlo simplemente cada vez que dejes de estar ocupado y tengas un momento. Puedes incluso desarrollar este hábito de dejar de poner tu atención en el mundo y recordar tu unidad con Dios en medio del ajetreo y ruido. Según esto se convierte en un hábito la conciencia de Dios permanece contigo cuando vuelves a poner tu atención en mundo y no tendrás que dejar de poner tu atención en el mundo tan a menudo - ya estás "ahí".

Extiende Amor para Mantener el Amor en tu Consciencia
“Enseña solamente amor, pues eso es lo que eres.” (T-6.I.13:2)

Una vez que hayas establecido una relación con Dios y sientas esa conexión durante todo el día, te sentirás una persona plena y completa. Debido a que estás descansando en el amor, éste se amplía automáticamente. Pero hasta que tengas esa sensación de plenitud, debes elegir conscientemente pasar por alto las proyecciones del ego y buscar el Amor de Dios en su lugar. Extender el amor es la forma de mantenerlo en tu conciencia y recordar que eres Amor.

Permite Que El Espíritu Santo te Guíe
“Me haré a un lado y dejaré que Él me muestre el camino.” (W-155)

No tiene sentido desarrollar una relación con Dios si vas a permanecer separado de Dios. Puedes tener momentos de paz, pero seguirás experimentando conflicto la mayor parte del tiempo. El desarrollo de este hábito lleva la mayor parte del tiempo, ya que es el hábito que más resistimos.

Debes dejar a un lado tus metas personales (ego), al igual que dejar todos los juicios y decisiones al Espíritu Santo. Esto requiere que puedas discernir entre lo que es ego y lo que es el Espíritu Santo en tu mente. Cuando practicas el instante santo y recuerdas dejar que el Espíritu Santo sea tu único Guía, puedes estar seguro de que estás siendo guiado, incluso cuando no lo sientas.

Uno de los primeros obstáculos que encontrarás según intentas poner estos hábitos en práctica es anteponer objetivos distintos a Dios. Cuando te confundes, recuerda que sólo tienes que practicar estos cuatro hábitos, y nada más, no importa lo que esté sucediendo en tu vida o en qué etapa del despertar de la consciencia te encuentres.

Al experimentar la paz que estos hábitos producen, te sentirás motivado más y más a que sean lo más importante de tu vida. Cuando vives estos hábitos  realmente te conviertes en un instrumento de Dios.


Autora: Liz Cronkhite. Mentora de Un Curso de Milagros desde 1984

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