miércoles, 7 de diciembre de 2016

VIBRACIÓN. SONIDO... Y OTRA VEZ SOBRE LOS MANTRAS.




Desde la Fuente primordial de todas las cosas que existen se establece un nexo de “vibración” del cual derivan todas las sustancias y atributos: esta Fuente es Única y es la suma total de Toda la Energía sin Calificar. En el mismo instante en que esta energía se califica o es calificada, su acción vibratoria la convierte en “algo”. Ese proceso de calificación sucede a través del sonido: en notas o en resonancias regulares que vibrarán de una manera única, precipitando la creación de sustancia que aglutinará energías hasta darles forma.

¿Qué es vibración?

La vibración es una pauta fija de movimiento repetitivo.

Todas las cosas son agregados de átomos que bailan y que con su movimiento suscitan sonido.

Ahora bien, el sonido entonces afecta la estructura celular de la materia; como vibración y fuerza inherente a todas las cosas tiene fuerza y poder purificadores:
 Armoniza frecuencias. La frecuencia se da por el número de oscilaciones de formas de onda por unidad de tiempo.

 Así como el sonido crea también destruye.

La Ley de Vibración enuncia:

“Nada permanece inmóvil, todo está en continuo movimiento cambiante, todo vibra. A tu vida atraes la misma calidad de vibración que emana de ti”.


Todas las vibraciones se caracterizan por un ritmo (una pauta regular y repetida de movimiento en el espacio tiempo). Estas pautas rítmicas son funciones profundamente arraigadas de nuestra conciencia:

Podemos verlas en la sucesión de las estaciones, en la alternancia día- noche, en los ritmos lunares, en los ciclos menstruales, en el movimiento de la respiración. Podemos sentirla en el constante latido del corazón.

¡Todo ser vivo danza de acuerdo al ritmo que lo rige!

La vibración es una manifestación del ritmo.

 La vibración se produce al nivel de las más elementales partículas y unidades y en todas las formas de la materia, la energía y la conciencia.

Los ritmos, al igual que las pautas chákricas, tienden a perpetuarse a sí mismos.
El ritmo que cada quién adopta (tranquilo o acelerado) afecta a las personas en el mismísimo nivel celular de su ser y repercute sobre sus pensamientos, sus actos y emociones.

¿Cómo aplicamos esto a nosotros mismos?

Todos nos influimos mutuamente, así como a las cosas que nos rodean, mediante las vibraciones que nuestra mente y nuestro cuerpo transportan, y aunque no seamos conscientes de ellas, nos afectan en profundidad.

El sonido, el ritmo, la vibración, las palabras son los soberanos poderosos influyendo permanentemente en nuestras vidas: al emplearlos, al reaccionar a ellos, al crearlos todos los días, creamos la textura, en formas de onda, de todo lo que experimentamos.

Es importante discernir a qué nivel vibramos. Si no logramos la resonancia con las frecuencias que nos rodean no podremos experimentar la conexión equilibrada con el mundo.

Al desconocer el modo de utilizar los sonidos puros, usamos la energía del sonido  mediante la palabra hablada: y lo hacemos nombrando.

Nombrar es un principio ordenador.

Tenemos una inmensa RESPONSABILIDAD inherente a las manifestaciones concretas en nuestro “mundo” y en nuestras vidas.

Si queremos mejorar o cambiar es muy importante que aprendamos no sólo a pensar y a sentir, sino también a hablar.

Nombrar enfoca la conciencia. Al nombrar estamos trazando límites y reduciendo el grado de abstracción.

Nombrar una cosa es dilucidar, definir fronteras, especificar…

Una palabra es un sonido al que se le ha asignado un significado que a su vez conlleva un pensamiento y un sentimiento.

“Las palabras no tienen que ser entendidas por la mente o llevar una intención consciente para que tengan efecto.
El tono en sí implicará un sentimiento y dará al ambiente su color apropiado.
 Sin embargo, cuando a una palabra que lleva intención se le aplica un cierto tono, la convertimos en una sola palabra de poder”.

                                     (Zulma Reyo)

Cada frase de poder, cada decreto o afirmación, cada invocación, cada encantamiento está revestido de energías altamente creativas o destructivas, según la intención, significado, emoción y pensamiento con el cual impregnamos su emisión.

Una vez que se ha definido el pensamiento, los Cuerpos Mental Inferior y el Emocional servirán de moldes,  y la sustancia para concretar la creación y su consecuente materialización o manifestación en el mundo físico es el Verbo, el sonido, las palabras.

Recordemos entonces un poco que son los Mantras.

Son sonidos primordiales, sonidos raíces o semillas, sonidos sagrados que enfocan y sosiegan la mente.

MAN significa mente y TRA instrumento y protección.

Su intención es la de poner a la persona que los pronuncia en resonancia con el sonido raíz que se ha invocado.

El poder de los mantras es sutil y cuando no los hemos utilizado y aun no nos hemos sensibilizado a ellos no logramos detectar esta sutileza. Es algo que solo se entiende cuando ya se ha experimentado.

Los mantras son una de las llaves básicas y esenciales con las que se puede acceder a la armonía interior.

“Al entonar mantras se producen cambios bastantes claros en el funcionamiento del cerebro: las actividades principales del cerebro pasan del hemisferio izquierdo a la zona frontal y parietal derechas, lo que indica una intensa elevación del ánimo y de la capacidad de atención, también mejora la circulación sanguínea del cerebro.”

En otras palabras, un mantra es una vibración sonora que ayuda a liberar nuestra mente de las influencias de las propagandas, de las pesadillas, de las negatividades y ansiedades que se acumulan en ella.

Los mantras son recursos para proteger a nuestra mente contra los ciclos improductivos de pensamiento y acción.

Aparte de sus aspectos vibracionales benéficos, los mantras también nos sirven para enfocar, concentrar y sosegar la mente.

 Al concentrarnos en la repetición del sonido, todos los demás pensamientos se desvanecen poco a poco hasta que la mente y nuestros pensamientos quedan claros y tranquilos.

Un mantra puede ser una sílaba, una palabra, una frase o texto largo, que al ser recitado y repetido va llevando a la persona a un estado de profunda concentración.

Los MANTRAS pertenecen pues al dominio de lo sagrado, constituyen parte del lenguaje divino, y su eficacia es perfecta… Por eso considero a las ORACIONES y el acto de orar como una entonación de mantras con sus efectos benéficos también.

Algunas personas afirman que el efecto benéfico se da "siempre y cuando sean pronunciados correctamente"… pero he comprobado que escucharlos con apertura, atención y entrega funciona excelente.

Los mantras emplean los mismos canales subliminales que la música y los anuncios publicitarios, aunque con intenciones mucho más benéficas.  No es necesario intelectualizar el "significado" o la simbología del mantra para que su sonido ejerza sus efectos sobre nosotros. Pero mi curiosidad innata siempre me ha llevado a indagar sus significados. Me gusta y me importa saber que estoy invocando y/o repitiendo.

El ritmo sonoro tanto de las oraciones como de los mantras va a funcionar en el plano del inconsciente y logrará ir saturando los pensamientos conscientes, lo cual a su vez, afectará a los ritmos y modificará benéficamente, poco a poco, nuestros estados de ánimo, nuestras emociones, nuestras reacciones.

Reitero mi invitación a escuchar mantras y oraciones. Si nos aprendemos algunos tanto mejor.

La Terapia Floral propone que no nos enfrentemos a los pensamientos y emociones negativos sino que los sustituyamos con pensamientos positivos que nos permitan sentir emociones positivas. Los mantras y oraciones, también los decretos y afirmaciones positivos, son una excelente herramienta para realizar esta sustitución sin pelearnos con nuestros pensamientos y emociones.



Conny Méndez Estévez 




Bibliografía. Anodea, Judith: Los Chakras. Reyo, Zulma: Alquimia Interior. Blodfeld, John: MANTRAS Sagradas Palabras de Poder. Méndez, Conny: Metafísica al Alcance de Todos. El Kybbalion.

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