domingo, 27 de noviembre de 2016

De elementales y seres sutiles.



Hada de fuego en el Plumbago Azul de mi jardín.


Desde muy niña amé los cuentos de hadas, siempre he creído en ellas y solamente esperaba el momento de su manifestación inequívoca en mi vida. Gracias a la Terapia Floral esa manifestación se hizo presente.
La elaboración de un elixir o esencia floral de calidad, para mi, requiere de la asistencia y colaboración del mundo sutil habitado por los espíritus de la naturaleza, por los devas o angelitos que los comandan, por la energía maravillosa de las almas de las plantas, por la presencia de haditas y diversos elementales. Estos seres ayudan y se hacen presentes en ambientes llenos de paz, servicio y amor a Dios. Estos seres “especiales” colaboran con las personas que honran, respetan y aman profundamente a la naturaleza y lo demuestran en sus hábitos diarios practicando la no contaminación del planeta.



No contaminar tiene varios niveles de conciencia:
El más básico tiene que ver con el reciclaje y la práctica sencilla de clasificar la basura separando lo que se descompone de lo que no. Practicar la “Ley del Retorno” regresándole a la tierra lo que nos sobra de lo que ella nos da: restos de comida, cáscaras, papel, cartón, todo material orgánico. Estos restos orgánicos que pueden descomponerse y que surgieron de la tierra,  nutre y alimenta al planeta, al menos a la porción de planeta que nos toque disfrutar y cuidar.
El siguiente nivel de conciencia involucra nuestros pensamientos, emociones y acciones. Si sembramos, voluntaria y conscientemente, pensamientos positivos, emociones y acciones positivas, expandimos el ambiente ideal para que los elementales, los espíritus de la naturaleza, los devas y los angelitos nos acompañen y asistan.
Ser agradecidos y bendecir la obra de Dios nos mantiene en sintonía con la manifestación de lo que irradiamos desde dentro, y los elementales son los obreros constructores de la materia física de esas irradiaciones.


Regalos de vida:
En mi hogar, en especial en el jardín, aprecio enormemente el inmenso regalo de Dios a través de la presencia de sus elementales que me sorprenden con nuevas flores y plantas (algunas simplemente “llegaron” sin que yo las sembrara).
Nombrar al viento y confirmar el modo en el cual te responde es una experiencia maravillosa.
Hermanarte con las ondinas (hadas del agua), confirmar y agradecer su colaboración amorosa cada vez que utilizas agua, las bendice.
Amar a la tierra te gana la simpatía incondicional de los duendecitos que multiplicarán sus frutos para ti.
Cobrar consciencia y respeto por el fuego de tu hogar, por los rayos del sol, por la simple luz de las velas, iniciará la amistad clara del fuego y la luz, que te lo retribuirán mostrándote el camino hacia el bien y la rectitud.
En la elaboración de un elixir o esencia floral de calidad intervienen siempre los cuatro elementos. La flor tiene la capacidad de armonizarlos, conjugarlos y transferir estas energías convertidas en cualidades para sanar y equilibrar a los seres vivos, a los espacios y ambientes también.
Me reconozco inmensamente agradecida y bendecida por la presencia de estos seres al servicio de Dios en mi vida.
 
Silfo volando en mi jardín. Mérida - Venezuela


Si deseas conocer más y conectar con estos seres, realizamos una hermosa actividad durante los retiros intensivos. Son pocos cupos por razones de espacio.

Conny Méndez Estévez 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tus comentarios